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Natal.-
El estricto protocolo del famoso “Cuaderno de Cargos” que FIFA impone a los países que organizan la Copa del Mundo se rompe en cachitos, cuando ni la presidenta de Brasil, la Sra. Dilma Rousseff, ni el máximo jerarca del futbol, Joseph Blatter, pronunciarán el discurso de rigor.
El abucheo y la silbatina que produciría la sola mención de alguno de ellos retumbaría tanto que a lo mejor se les desploma el flamante techo del estadio “inútil”, el nuevo de Sao Paolo, uno de los cuatro que se construyeron más por presión (y negocio) de FIFA y sus cómplices brasileiros, que por la necesidad de construirlos. Son parte de esos 15 mil millones de dólares que quedarán como parte de los monumentos a la corrupción, algo así como sus propias “estelas de luz”.
La señora prefiere la tele
El miedo a enfrentar el abucheo y rechazo del público, mayoritariamente brasileiro, que llenará hasta dónde le quepan a este estadio a medio terminar, incluso en el área de tribunas, y que será la casa del Corinthians y una muy probable escalada de violencia en las avenidas cercanas y hasta el propio estadio han obligado a la gente cercana a la presidenta a solicitarle no asistir al juego inaugural; algo no previsto en su agenda desde el día mismo en que tomó posesión sucediendo al popularmente populista Luis Inácio Lula Da Silva.
La señora lo verá por la televisión o quizá de último minuto alcance a llegar en medio de un dispositivo.
Al estilo Calderón
Cuando camuflado entró a la Cámara de Diputados por la puerta trasera apareciendo al estilo David Copperfield por la puerta trasera entre las Banderas Nacionales. La señora Rousssef no se expondrá, no a las manifestaciones y hasta violencia pues ella se curtió entre los activistas juveniles de las izquierdas brasileiras, lo que pone a temblar a doña Dilma son las escenas de repudio y rechazo que recibiría si se presenta abiertamente y es que Brasil vive tiempos electorales.
Para Joseph Blatter será solo una humillación más que su piel muy gruesa y curtida sabrá sortear con soberbia…y cinismo.
¿ Y si gana Croacia?
Para fortuna de millones y millones de personas en todo el mundo, hoy rueda el balón, y los reflectores dejan de lado a Joseph Blatter y a la señora Roussef, que también ven en este rodar de la pelota un alivio a la intensa y merecida campaña espontánea, y hasta las manipuladas, que corre por todos lados.
Hoy la gente en Brasil y en casi todo el planeta está lista para bailar al ritmo de la samba después del partido inaugural, tomando en cuneta que un enorme porcentaje da por hecho los tres primeros puntos al “Scratch du Oro”.
Y no se diga aquí en todo Brasil, en donde las fiestas y carnavales están listos para salir a festejar al silbatazo final, ya no es apostar a que gane el “Scratch” sino por cuántos goles y si Neymar les pondrá un baile y anotará de dos para arriba.
Hay exceso de confianza por todos lados, excepto en el campamento de Luis Felipe Scolari que trata a toda costa de que sus muchachos no se contagien de esta fiebre ganadora antes de tiempo, fiebre provocada por el enorme aparato mercadológico no solo aquí, sino en muchas partes del planeta.
Vamos a jugar al 0-0
De bote pronto respondió el legendario Davor Suker, aquel jugadorazo líder de la generación del 98 que puso a Croacia en el tercer lugar mundial apenas en su primera aparición en Copas del Mundo, después de la espantosa guerra fratricida entre Croacia-Servia-Bosnia al romperse la unida de la antigua Yugoslavia, aquella que muchos balcánicos extrañan cuando dicen: “éramos socialistas pero con muchas libertades”.
“Vamos a jugar al 0-0, nuestro medio campo es de lo mejor del mundo, buscaremos entonces una oportunidad en balón parado y ahí sorprenderemos a Brasil”.
Suker, un viejo lobo del fut, sabe que la fuerza de la selección de Croacia radica en la capacidad y talento de su media cancha.
Es una de las mejores, si no la mejor del planeta, encabezada y dirigida por su líder natural, Luca Modric, que aquí tomará las riendas, la batuta y la voz que grite a tiempo mucho más suelto y líder que en el Real Madrid. A su lado los escuderos Rakitic, el que ha hecho tan bien las cosas en Sevilla que ya va camino al Barça por 30 mil euros, y Kovaci, el cerebro del Inter.
¿Hielos a su rakia?
Parecería que el viejo lobo Davor Suker le pone algunos hielos a su rakia (aquí sería mucha crema a sus tacos). Como el legendario Michel Platiní, su reinvención tras retirarse como jugador exitoso se da en el lado de la política futbolera y no como técnico.
Suker dio un golpe de timón hace unos meses cuando la Selección de Croacia que dominaba su grupo eliminatorio saca un solo punto de sus últimos cuatro partidos siendo superados por Bélgica, llaman a Niko Koviac, cuatazo de Suker en la Generación del 98 y sin experiencia previa lo pone al frente del grupo, pasan la repesca sobre Islandia y aquí están como un caballo negro.
Que nadie se diga sorprendido si ésta Croacia saca la victoria ante el archi requeté favorito “Scratch du Oro”. Para ponerle más gasolina al fuego, el gran Davor señala que habrá que poner marca severa a Neymar, no descuidarlo ni un segundo. La zaga croata se distingue por su disciplina y dureza.
Por el lado de Brasil, cada posición llama a espectáculo.
No se trata solo de Neymar o Hulk, su media cancha con Luis Gustavo, Oscar, Paulinho, son buenos y ya, aquí estará la batalla, el talento en el medio campo, en la zona de los fogonazos sordos, la balanza va del lado Croata.
El conejo brasileiro
Al más puro estilo de Javier Aguirre en Sudáfrica 2010, que sacó de su chistera a Óscar “Conejo” Pérez para ponerlo de titular, hoy Felipao se inclina por el veteranazo casi en retiro Julio Cesar, el mismo que hace un par de mundiales era considerado el mejor arquero del planeta, el mismo que hizo grandes cosas con la verde amarelha y con el Inter. Éste es sin duda tema de reflexión.
