Quiero suponer que ella estaría dispuesta a devolverle a los maestros de la República los ahorros multimillonarios de que dispuso indebidamente en su perjuicio solo para hundirse en la inmundicia y en la frivolidad, a cambio de recuperar su libertad, ya no se diga su imagen pública, porque se trataba de una facinerosa, sin duda el personaje más odiado por la sociedad mexicana. Ni con todo el oro del mundo saldrá de la cárcel porque se derrumbaría el gobierno de Peña.
¿Cuántas bibliotecas para chiquillos, se hubieran podido construir en los municipios más pobres del país o cuántos lentes se hubieran podido adquirir para los niños que se ven obligados a abandonar la escuela porque no pueden comprarlos para leer ni pegándose el texto a los ojos?
¿El desfalco?, perdón, pero el robo descarado es lo de menos, al fin y al cabo se trata de dinero —el mejor detergente del mundo porque saca toda la mugre— lo más grave es el daño que se infligió a toda una generación de niños estudiantes desde 1994 y por ende, el severísimo perjuicio inferido a la nación por la existencia de una maleante que tenía secuestrada a la educación y, por lo tanto, secuestrado el futuro de México. El daño no es solo el dinero, es la ignorancia y la deserción escolar.
Al respecto espero que Murillo haya investigado bien el caso desde que Peña recibió su constancia de presidente electo hasta el 23 de febrero en que se dictó la orden de aprehensión. Si la acusación se derrumba porque le conceden un amparo a la “maestra” se erosionará de golpe el capital político que acumuló el presidente en las últimas 72 horas. Adiós a su gobierno. A los tigres no se les puede dejar mal heridos, ni a las víboras se les toma por la cola…
¿Otro deseo? Juan Díaz de la Torre, el nuevo líder de los maestros, quien ganó las elecciones al más decantado estilo callista con 268 a favor, cero en contra, deber ser considerado “Juan, El Breve”. Peña ya cometió, por lo pronto, el mismo error de Salinas al cambiar al líder de SNTE por otro títere al estilo de la Gordillo o de Deschamps. Ellos crean al monstruo y luego se asustan de su existencia. Si se trata de construir un México moderno se deben democratizar los sindicatos oficiales. El gobierno federal ya no debe retener las cuotas sindicales y entregarlas al sindicato respectivo, es decir, meterlas en una caja de víboras. ¡Se debe modificar la Constitución y la Ley del Trabajo para que cada burócrata entregue su cuota al sindicato de su preferencia, así se daría el divide y vencerás con la existencia de 15 ó 20 sindicatos de maestros.
¡Pobres de nosotros si Peña pierde el amparo y pobres de nosotros si Peña no propicia la democracia sindical, según lo establece como letra muerta nuestra Carta Magna y crea otro Frankestein, esta vez llamado Juan Díaz de la Torre! ¿Quién se va a creer su “elección”?… El México moderno implica la destrucción de las estructuras callistas…
PD: ayer soñé a Fox y a Calderón vestidos con enaguas sanconas…