El 22 de octubre iniciará un apartado vanguardista en la historia de la ciencia ficción que nunca hemos visto en el cine, a partir de ese día comenzará la carrera a contrarreloj que debe vencer el cineasta Denis Villeneuve para sumar adeptos a Dune y la saga literaria creada por Frank Herbert en 1965. El cineasta necesita que sea un éxito, tanto en taquilla como en el servicio de streaming de HBO Max.
Y digo que debe vencer, porque forzosamente el largometraje tiene que triunfar sí o sí, para que podamos ver una segunda parte, ya que la producción de Warner Bros que llega a cines sólo comprende la primera mitad del libro de Herbert. Esta ambición por parte de Villeneuve es para complacer la mirada crítica de los seguidores de los libros, y la propia, como fanático declarado de este universo extraordinario creado por el autor estadounidense.
Dune es audiovisualmente todo lo que podíamos esperar y más, es una absoluta joya para quienes hemos leído el libro y creo que también será un espectáculo para quienes lo desconocen. Aunque hay secuencias que se omitieron del ejemplar publicado hace más de 55 años, el largometraje cumple las expectativas más demandantes.
Como se puede apreciar en la propaganda de la cinta, el ensamble actoral es de un peso considerable a cuadro, algo que es de remarcarse y que brilla en cada escena de los 155 minutos de producción; y como bien se sabe, varios de los talentos, tanto del reparto como fuera de cámaras, persiguieron arduamente el estar en el filme, por gusto a la novela y pasión a su historia.
Este es el caso de Hans Zimmer, uno de los compositores predilectos de Hollywood, quien prefirió dejar a Christopher Nolan, y su película Tenet, para dedicarse por completo a musicalizar la propuesta de Villeneuve, y se nota el cariño que le imprimió musicalmente hablando, entregando algo distinto de su carrera en la industria cinematográfica.
Solo daré un micro-spoiler, al inicio del largometraje se escucha una frase en una lengua desconocida, pero que es traducida como “Los sueños son mensajes de la profundidad”, eso se lee y se oye, justo antes de que, incluso, corran los créditos principales de Dune, lo que es un hermoso guiño hacia lo que estamos por ver, la epifanía de Villeneuve cristalizada en séptimo arte.
Pero creo que además de este resultado final, que ya está por llegar a cines, es que de triunfar Dune como lo espera Warner Bros, no solo llegará la secuela que está sin filmar, sino que se podría abrir la posibilidad de un nuevo universo cinematográfico, como ahora les encanta explotar a los estudios, pero eso, todavía está por verse.
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