Así es, muchos mexicanos pensamos que la operación de fusión con Banamex no sólo causaba impuestos, sino que debió ser objetada por la autoridad financiera, revocándose el aval del gobierno federal en el inefable pagaré que se encontraba en la contabilidad de dicho intermediario.
Las autoridades financieras no estaban inermes, tanto la SHCP, como el Banco de México y la CNBV, pudieron objetar la transmisión del control. Pero no, Paco Gil recién salía de sus filas, cuando no sólo promovió la fusión, sino que hasta se permitió firmar oficios aprobatorios, olvidando que se había autoanulado por conflicto de intereses.
Visto con calma lo ocurrido en los últimos quince años, uno no puede sino concluir que el lustroso grupo extranjero no ha sido sino manipulado por funcionarios y exfuncionarios al provecho de éstos y de quienes forman parte del grupo político nacido a la vera de Zedillo.
Bien en los altos puestos del corporativo o hasta en las firmas externas de asesores, que cobran como si lo que le prestaran al banco fueran servicios y no tráfico de influencias, se aprecia que son compatriotas los que hacen y deshacen en consejos y comités su non santa voluntad con los ahorros del público, a condición de mandar carretas de dinero al hasta hace poco alicaído Citi.
Así es, los efectivos beneficiarios del botín fiscal fueron los vendedores, accionistas de ingrato recuerdo. Quienes de alguna forma –directa o indirecta- resultan beneficiarios de los más exóticos créditos a cargo de la institución, son los cercanos a dichos operadores nativos, como sucede en el caso de Oceanografía y en el de Axis Management.
Revisar un solo acreditado no sólo es insuficiente, sino irresponsable, cuando tras la salida de Roberto Hernández de Aeroméxico debieran revisarse todas las operaciones que el “grupo de control” recibiera en tanto fueron los detentadores de la aerolínea, misma que se compró con la venía del oscuro michoacano. “Negras” relaciones mantiene la familia Banamex con el dueto Calderón Zavala.
El elevadísimo nivel de clonaciones, los fraudes en contra de sus tarjetahabientes ejecutados por grupúsculos que supuestamente operan extramuros de tal empresa, así como la nueva modalidad consistente en “inventar” clientes para clavarles pasivos a su favor y maquillar la contabilidad, precisan algo más que la auditoría light que realizó el supervisor.
Sí, aunque los directivos sean medio parientes del titular de la SHCP, se necesita saber que pasa adentro, ya que ni los aparentes dueños del exterior saben realmente como les pasan operaciones con pérdidas, donde muchos “amigos” reciben créditos sin el trámite de ley.
Dirigen la ABM y representan al Citi, que con su PAN se lo coman.