En medio de los escándalos político-financieros de Monex y HSBC, los ojos de los mexicanos que sí saben voltean al Estado de México.
Y es que intuyen que ahí opera quien es considerado hoy el hombre más vigilado de México. Su nombre: Raúl Murrieta Cummings. Su cargo: secretario de Finanzas del gobierno estatal.
Dicen los que saben de lo que significa el “follow the money” –o mas ad hoc, el “follow the Monex”– que en esa dependencia podrían estar guardados muchos de los secretos de la campaña presidencial del PRI.
Cuestión de recordar que el antecesor de Murrieta Cummings fue nada más y nada menos que Luis Videgaray, el hombre que en su momento le manejó todos los dineros al entonces gobernador Enrique Peña Nieto.
Sí, el mismo que se convirtió en el personaje de todas las confianzas del candidato presidencial del PRI y que desde ya se perfila como el poderoso jefe de la oficina de la Presidencia.
Y fue precisamente Videgaray el que le confió a Murrieta el control de una tesorería estatal que tiene más recursos que media docena de países centro y sudamericanos.
Una tesorería desde donde se manejaron los contratos de participación privada en la que participaron los constructores favoritos del sexenio de quien –si el Trife lo ratifica– será el próximo presidente de México.
Pero lo más importante, una tesorería a la que llegó Raúl Murrieta Cummings no por designación del actual gobernador Eruviel Avila, sino por la imposición de Enrique Peña Nieto y bajo la supervisión y tutoría de Luis Videgaray.
Por eso el secretario de Finanzas del Estado de México es hoy el hombre más vigilado. Porque sobran los que saben que desde ahí podían haberse diseñado algunas de las estrategias para fondear la cuestionada campaña presidencial del PRI.
Cabildeando la victoria
Por cierto, muy preocupados andan los priistas para legitimar no solo en México sino en el extranjero la victoria de Enrique Peña Nieto en la elección presidencial.
Tanto que ya contrataron a la firma de relaciones públicas Chlopak, Leonard, Schecter & Associates a fin de lanzar una ofensiva mediática en Estados Unidos.
Su misión, que ya fue aceptada y cuyos honorarios no son todavía revelados, será la de neutralizar la serie de informaciones negativas de los cuestionamientos que penden sobre Peña Nieto en la etapa post electoral.
Con sede en Washington, el récord de estos consultores incluye mandatarios en un momento emproblemados, como el hondureño Roberto Micheleti o el colombiano Álvaro Uribe.
CLSA es también la firma que se hizo cargo de cabildear a favor de Ernesto Zedillo cuando el ex mandatario mexicano fue sometido a acusaciones en foros internacionales que le imputaban cargos sobre la matanza de Acteal.
No la tiene fácil
Aunque los priistas salgan una y otra vez a negar que nunca rebasaron sus gastos de campaña, las evidencias van acumulándose para demostrar lo contrario.
Y al menos en el terreno de lo moral –habrá que esperar el legal– se está desacreditando día con día el triunfo de Enrique Peña Nieto.
La cadena de escándalos, que se negaron una y otra vez, ya comenzaron por evidenciar que sí se hicieron operaciones con Monex, que sí estuvieron a cargo de personajes cercanos al candidato y que todavía veremos muchas sorpresas.
Lo que vendrá de aquí a finales de agosto será un largo rosario de comprometedoras revelaciones que podrían colocar contra la pared la frágil legitimidad de quien de facto ya fue recibido en Los Pinos como el próximo presidente de México.
