La salud ha sido reconocida como un derecho humano, ya no como una mercancía. Foto: Especial

“El esperpento” en el sistema de salud mexicano

El sistema de salud mexicano se ve atrapado en un escenario desbordado por la falta de recursos y una gestión que necesita reformas profundas

Ramón María del Valle-Inclán, uno de los más grandes maestros de la literatura española, nos legó una manera peculiar de ver el mundo: “el esperpento” (deformación grotesca de la realidad).

De acuerdo con él, la realidad es demasiado absurda para retratarse sin distorsiones. En su obra “Luces de bohemia”, nos habla del espejo cóncavo, que alarga y exagera la realidad.

Sin embargo, también existe el espejo convexo, que aplana y minimiza; y el espejo plano, que nos muestra las cosas tal como son.

Hoy, al analizar el sistema de salud en México, es difícil no vernos atrapados entre estos espejos.

El espejo cóncavo

¿Qué nos dice el gobierno cuando habla del sistema de salud?

Si escuchamos la numeralia de las “mañaneras de la salud”, parecería que vivimos en un país con un sistema casi perfecto: hospitales funcionando a la perfección, medicamentos disponibles como nunca, doctores y enfermeras mejor pagados, pacientes atendidos con rapidez y dignidad, y una comunidad activa y participativa.

Numeralia que empuja al mismo presidente López Obrador a mirarse en este espejo y sostener que nuestro sistema de salud es “el mejor del mundo”.

En este espejo cóncavo, México es una historia de éxito mundial.

El espejo convexo

Pero, ¿qué nos dicen los críticos del gobierno?

Aquí, se minimizan los logros y se exageran los problemas.

El desmantelamiento del Seguro Popular, el desabasto de medicamentos, el mal manejo de la pandemia, la falta de insumos, y la creación del IMSS-Bienestar como “un simple cambio de nombre sin solución de fondo”.

Para ellos, este sexenio ha sido una cadena de errores fatales. El espejo convexo que presentan muestra un panorama desolador: un sistema a punto de derrumbarse.

Este enfoque exagera la gravedad de los problemas, ignorando los desafíos estructurales que se han arrastrado por décadas y que no se pueden resolver de la noche a la mañana.

El espejo plano

Sin embargo, si dejamos de lado estos dos espejos deformantes y nos miramos en el espejo plano, es decir, el que refleja la realidad tal cual, ¿qué vemos? Avances, pero también una serie de retos críticos que aún no se han resuelto.

La salud ha sido reconocida como un derecho humano, ya no como una mercancía. El IMSS-Bienestar ha empezado a cubrir a los más desprotegidos, 132 unidades médicas fueron reconstruidas y 18 hospitales están en construcción.

La basificación de 140 mil médicos y enfermeras.

Además, se ha creado el Sistema de Salud para el Bienestar y el Servicio Nacional de Salud Pública, lo que ha permitido un intercambio de servicios entre el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, Petróleos Mexicanos, y el IMSS-Bienestar en 17 entidades.

Incluso se ha incrementado el gasto público en salud en un 0.5 por ciento del Producto Interno Bruto (aunque el objetivo era llegar al 1 por ciento).

Realidad complicada

A pesar de estos avances, la realidad del día a día sigue siendo complicada. Cada paciente se enfrenta a la burocracia que todo lo deshumaniza.

Las largas listas de espera, el desabasto de medicamentos, los hospitales con instalaciones deterioradas y los equipos obsoletos son problemas constantes.

Con 1.5 camas hospitalarias por cada mil habitantes, México se queda detrás de los estándares internacionales, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, que recomienda 2.5 camas y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) 4.3.

Además, el país cuenta con solo 2.4 médicos y 2.8 enfermeras por cada mil habitantes, por debajo del promedio de la OCDE, que recomienda 3.5 médicos y 10.3 enfermeras. Situaciones que se reflejan en 7 mil quejas por violación al derecho humano a la salud ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos durante el 2023.

Desde esta perspectiva más realista, el sistema de salud mexicano se ve atrapado en un escenario desbordado por la falta de recursos y una gestión que necesita reformas profundas, empezando por recuperar la rectoría de la Secretaría de Salud.

Valle-Inclán nos enseñó que, para cambiar una realidad tan compleja, primero debemos reconocerla en toda su crudeza.

Reformas profundas

Hoy, más que nunca, “el esperpento” nos ayuda a entender el sistema de salud en México.

No podemos conformarnos con los reflejos complacientes que nos ofrecen los espejos cóncavos, en los que todo parece estar en orden.

Tampoco podemos dejarnos arrastrar por el pesimismo del espejo convexo, que distorsiona aún más los problemas.

Debemos enfrentarnos al espejo plano, que nos muestra con claridad lo que realmente sucede: un sistema que avanza, pero que necesita reformas profundas y no parches temporales.

La verdad no siempre es agradable, pero es la única forma de avanzar.

Solo reconociendo las fallas estructurales, aceptando los desafíos y enfrentando la realidad de manera honesta, podremos seguir construyendo un sistema de salud digno de los mexicanos.

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