Ahora resulta que al presidente del PAN, Ricardo Anaya, ya se le olvidó que estamos como estamos en materia de seguridad porque a su patrón Felipe Calderón se le ocurrió declararle la guerra al narco.
Y que lo peor fue que la política bélica produjo más de 80 mil muertos y más de 20 mil desaparecidos.
Anaya también olvidó la mansión que se construyó Genaro García Luna en Jardines de la Montaña y de la cual nunca dio mayor explicación.
Además al presidente del PAN tampoco se le ve muy preocupado de averiguar cómo fue que a Genaro García Luna, quien siempre fue policía, le alcanzó para poner restaurantes en Miami y vivir en aquella ciudad sin trabajar.
Y si la memoria le alcanza también, Ricardo Anaya nos debería platicar que ojalá el abanderado de la ley anticorrupción nos diera algún adelanto. O cuando menos nos dijera algo de las relaciones entre los panistas y el exzar de los casinos Juan José Rojas Cardona.
¿Qué acaso ya se nos olvidó que en Monterrey, un municipio gobernado por el PAN, que no era Ayotzinapa, murieron en un incendio provocado por los narcos 52 personas que estaban dentro del Casino Royale?
¡Hasta que por fin!
Al fin escuchamos lo que deberíamos haber escuchado de boca de algún un priista desde el 1 de diciembre del 2012.
Ante las críticas de Calderón el presidente del PRI, Cesar Camacho, él reaccionó señalando que “estamos viviendo las secuelas de la absurda guerra que en la que Felipe Calderón involucró al país”.
Y que el michoacano no nos venga a decir que las policías municipales son las únicas culpables del desastre.
Hay evidencias sobradas de que la Policía Federal que comandaban García Luna y su camarilla organizaron, por ejemplo, el intento de asesinato de dos agentes de la CIA en Morelos.
Eso sin contar los desastres que perpetraron los policías federales en Ciudad Juárez, entre muchos otros, cuando dispararon contra los estudiantes universitarios en octubre de 2010, hiriendo a José Darío Álvarez Orranquía.
La herencia maldita
Y tan hay secuelas de la pesadilla que vivimos con Felipe Calderón, que ahí está el modus operandi de los policías federales que secuestraron al estudiante Sandino Bucio, o los que detuvieron a los supuestos terroristas en el Zócalo el 20 de noviembre.
Los 11 detenidos tuvieron que ser puestos en libertad porque la Policía Federal que aún tiene infiltrados a los calderonistas, nunca pudo probar su dicho.