El bullying es el maltrato físico y/o psicológico deliberado y constante que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objetivo de someterlo y asustarlo.
Hace unos días un niño de 12 años, Héctor Alejandro Méndez Ramírez falleció en el Hospital Infantil de Cd. Victoria, Tamaulipas a causa del traumatismo craneoencefálico que sufrió, según versiones de los padres, por cuatro compañeros que lo aventaron sosteniéndolo de sus manos y pies, en algo conocido como “columpio”.
El caso de Alejandro es uno más de muchos que aparecen con frecuencia en los medios, reflejo de una situación de descomposición que nadie frena ni se toma en serio.
De acuerdo con estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el primer lugar internacional en casos de bullying entre estudiantes de secundaria. Primer lugar en obesidad, primer lugar en prostitución infantil, primer lugar en abuso sexual…
El mismo estudio indica el número de casos de acoso o bullying en el país ha aumentado y afecta a 40 por ciento de los 18 millones 781 mil 875 alumnos de primaria y secundaria en instituciones educativas públicas y privadas.
Lo más preocupante del caso es la reacción de la presidencia y del titular de la SEP, Emilio Chuayffet, quien firmó ante autoridades educativas de las 32 entidades del país 15 acciones para combatir el bullying.
Después de leer con atención las 15 acciones, a las que usted podrá acceder con facilidad, podemos constatar y afirmar con seguridad que mantendremos por muchas años más el primer lugar en bullying por la incapacidad de nuestras autoridades para entender el problema y por lo mismo para solucionarlo.
El documento de Chuayffet es un documento frio, de escritorio, desangelado, redactado en las paredes de una oficina con olor a burocracia; un documento en el que abundan términos como fortalecer mecanismos, incorporar, fomentar, coadyuvar, protocolos, consultas impulsar y colaborar… Es un documento sin alma en dónde la raíz del problema –la familia- prácticamente no aparece.
El problema es más profundo señor Chuayffet y conviene mirar más al fortalecimiento y promoción de la familia que a la burocracia magisterial de la SEP para resolverlo.
Es un problema complejo que requiere una solución de equipo que solo resolverá un país capaz de gobernar con perspectiva de familia.
Ni las consultas, ni los mecanismos, ni los protocolos podrán resolver un problema que se origina en la familia; lo que al estado sí corresponde es fortalecer siempre y en serio a la familia y reconocer que –cómo célula de la sociedad que es- requiere todo el respecto, cuidado y veneración que demanda.
Si los delitos no se castigan, si la violencia intrafamiliar crece, si los medios no controlan sus contenidos y el estado no los toca, si matar a un bebé que viene en camino es legal, si no se generan leyes que fortalezcan y promuevan la institución familiar, ya podrán venir 15 y 30 y 45 acciones más dictadas por el señor Chuayffet que seguirá campeando el bullyin en el país como ya campea ahora.
Es un problema de estado su origen está en los hogares no en las aulas.