El ‘Antifutbol’ es mucho futbol
El llamado “antifutbol” es aquel que despliega una escuadra en la cual su estilo de juego se basa en aguantar, destruir y contragolpear
Gerardo SuárezQatar 2022 ha presentado un curioso tema a debatir sobre las mesas con botellas de cerveza o los eruditos del Twitter: el “Antifutbol” -como ellos bautizaron- que practican algunas selecciones.
Y esto me lleva a pasarlo a nuestra querida “burbujita regiomontana” y el futbol que en ella se practica.
Para contextualizar, el llamado “antifutbol” es aquel que despliega una escuadra en la cual su estilo de juego se basa en aguantar, destruir y contragolpear. No hay “firuletes”, mucho menos toques “de rabona” ni nada de eso. El juego es la construcción a partir de la destrucción.
Pero, para usted, eso es anti-aesthetic porque va en contra de su lógica de que hace nefasto el futbol, partiendo que las selecciones que practican algo más aesthetic se llevan un duro castigo, sentencia dictada precisamente por quienes son partidarios del “antifutbol”.
Yo no vengo a convencerlo de que cambie su mentalidad. Es más, aquí le dejo mi correo para que “mente la madre” si gusta ([email protected]).
Lo que no podrá hacerme cambiar es mi opinión al respecto. El fin justifica los medios, reza el dicho y Marruecos y/o Croacia lo hacen valer al 100, así como lo hiciera en su momento Ricardo Ferretti con los Tigres de la UANL (con sus respectivas diferencias, proporciones y demás).
Tanto los de El Magreb y Balcanes llegaron al Mundial con un trabajo previo, mismo que trató de fortalecer las (quizá) pocas virtudes colectivas/individuales, entendiendo la desventaja contra las verdaderas potencias globales.
Marruecos, por ejemplo, no haría una revolución, pero tampoco echaría por tierra un trabajo formativo de una década. Apostaron por Walid Regragui en agosto pasado y éste, a su vez, se mentalizó en formar un equipo cuya fortaleza está en no recibir para, luego, ofender. Construcción a partir de la destrucción.
Croacia fue más práctica. Luka Modric, en su vigésimo aire, encabeza a un combinado que supera los 28 años promedio y que basa su fortaleza también en corpulencia (media de 1.85 mts. de alto).
¿A qué voy con esto? Estas selecciones entienden que no pueden irse al ataque con libertad ante rivales con mayores condiciones técnicas y colectivas. El sistema está basado en un juego inteligente apoyado por la calidad de sus principales referentes.
Se me hace injusto que lo llamen “antifutbol”. No lo es y no lo será. Es saber aprovechar sus (pocas) virtudes tratando de minimizar sus (quizá múltiples) defectos.
La “bocha” hay que tocarla con inteligencia.
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