Lo que se vivió en el Estado de México (EdoMex), fue claramente una elección de Estado. Palacio Nacional, los gobernadores morenistas y todo el aparato del gobierno federal, trabajaron para ilegalmente favorecer a Delfina Gómez.
De forma descarada e impune, el Gobierno federal se metió en la elección de la gubernatura del Edomex. Desplegaron a los servidores públicos encargados de los programas sociales para condicionar a los beneficiarios a cambio de votos para Morena.
Desde el día uno de campaña, no hubo un piso parejo, porque los recursos que destinaron tanto los gobernadores de Morena como el presidente de la República, quien parecía más el coordinador de campaña de Delfina Gómez, generaron que la candidata de la Alianza opositora no pudiera competir bajo las mismas condiciones. Hicieron todo lo posible por desequilibrar la balanza y generar inequidad en la contienda.
No cabe duda que en Morena son corruptos. No les bastó con cobijar a la señora Gómez y encubrir los escándalos del cobro de diezmos a los trabajadores de Texcoco, también trataron de ocultar los 830 millones de pesos que se desviaron cuando Delfina Gómez era la titular de la Secretaría de Educación Pública.
Fue un proceso electoral manchado por los operadores que gobernadores como Claudia Sheinbaum enviaron a los municipios del EdoMex a cometer cientos de irregularidades.
Hubo coacción de votos, entraron a las casillas a votar armados, hubo presencia de golpeadores y movilizadores, incluso, se amenazó a los trabajadores de los municipios. Claramente mostraron su peor rostro, el de la corrupción y la mentira.
A la señora Delfina Gómez le deseo que tenga una buena administración por el bien de los mexiquenses, que no les quite el diezmo a sus empleados, que se rodee de personas capaces y que no copie la forma de gobernar de Palacio Nacional porque esa forma de gobierno genera pobreza, violencia y corrupción.