Dos opiniones
El precio que pagarán las finanzas públicas será alto, a cambio de una pírrica bonanza de unos cuantos meses.
Y no podría ser peor, dado que el Sistema de Ahorro Popular está a punto de hacer crisis. Es uno más de los tantos cadáveres que Calderón, con la ayuda de Meade, dejó al ingenuo equipo hacendario dentro del closet.
Gabriel Reyes OronaEl precio que pagarán las finanzas públicas será alto, a cambio de una pírrica bonanza de unos cuantos meses.
Y no podría ser peor, dado que el Sistema de Ahorro Popular está a punto de hacer crisis. Es uno más de los tantos cadáveres que Calderón, con la ayuda de Meade, dejó al ingenuo equipo hacendario dentro del closet.
En efecto, a diferencia del Fobaproa, ahora estará en juego el sistema de financiamiento de las clases populares, quedando incierto el sustento de éstas y no el ahorro, ni los créditos empresariales. El equipo hacendario confió a ciegas en el burdo mecanismo retardatario que la pasada administración les endilgó debidamente cebado para estallar en esta administración.
Seguimos haciendo el ridículo internacional en cuanto a fiscalización bancaria, ya que Basilea III aplica y no aplica, gracias al inoportuno manejo del canciller en el 2006. Sólo es cuestión de tiempo. Una herencia más, que no tarda en hacer estragos.
Carstens dejó el concurso que tenía con Meade, para acreditar quien podía mostrar un perfil más servil ante la SHCP, y ahora, se alineó con el equipo de Zedillo, viendo que de las huestes de éste saldrá el próximo secretario de hacienda. Ahora toda su acción y discurso es contrario al de los hacendarios. La meta, repetir.
Meade sigue gozando de las confianzas de los recién llegados, aunque tarde o temprano tendría que reconocer que los lastres que carga la economía nacional, son sólo productos del modelo que implantó junto con Cordero.
Más que eso, sus recomendados han dado muestra de que no pueden con el paquete, a menos que el encargo sea ocultar los severos errores y desperfectos que dejó en la maquinaria.
Ya tiene a varios de sus súbditos sugiriendo su regreso a la SHCP. Nuevamente con “favores”, ahora al través de sus incondicionales, gana buenas voluntades.
Lo cierto es que por sus resultados conocemos ya a Messmacher. Hay que ser senador, para pensar que su propuesta para Pemex y CFE, pudiera ser buena para el país, siendo que asoma que no sólo generará una drástica caída de recursos fiscales para el país, sino que es claro que asegura la exportación de los ingresos.
Dos son los más grandes errores, uno, el no asegurar la legislación y jurisdicción nacional de los contratos, y otro, lanzarse a fondo, sin tener el equipo capacitado para lidiar con trasnacionales.
Hay dos opiniones, la de Messmacher, que piensa que sabe lo que está haciendo y la del resto del mundo civilizado en sentido contrario.