Djokovic y la Liga Mx vs. los virus
Érase una vez, en un entorno monocromático un grupo de héroes que tenían la misión de salvar al mundo. Para ello, debían vencer a seres despiadados que querían acabar con la humanidad. El bien triunfaba siempre. Ahora, en una época distante, en otra región del multiverso se decolora el propósito y gana un tercero en […]
Héctor QuispeÉrase una vez, en un entorno monocromático un grupo de héroes que tenían la misión de salvar al mundo. Para ello, debían vencer a seres despiadados que querían acabar con la humanidad. El bien triunfaba siempre. Ahora, en una época distante, en otra región del multiverso se decolora el propósito y gana un tercero en discordia: la estupidez.
Estimado fan. Si eres muy joven, puedes repasar estas joyas, algunas de culto, en YouTube. Si no lo eres tanto, te tocará la nostalgia.
Las anecdóticas escenas son repasadas por la memoria que disfrutó las películas del Santo, El Enmascarado de Plata, y otros gladiadores del ring en la cada vez más lejana galaxia de los años 60 y 70. Eran otros los pensamientos y las formas.
Los ‘males’ en aquellos filmes, la mayoría en blanco y negro, eran representados por seres de mundos tenebrosos, de otro planeta o de otra dimensión, algunos cuya deformidad hoy podría aparecer simpática y despertar ternura –quizá puede dar más miedo un meme por su crudeza–.
Hay una razón: Los productores de estas historias aptas para toda la familia buscaban entretenerla con los temas de conversación de antaño. Parte de la época de oro del cine mexicano se cruzaba con las de otros auges, como el de la mencionada lucha libre, la radio y el mundo editorial; así como de las historietas y las fotonovelas.
Se importaban desde entonces los héroes míticos de los comics estadounidense y se tropicalizaban en salvadores muy nacionales. Los únicos superhéroes que parecían nativos de este país eran los luchadores, atletas histriones que reinaban con sus maromas sobre el cuadrilátero. Los enmascarados, con más éxito porque la suspicacia de lo velado, lo semioculto, siempre será atractivo para la curiosidad. Su ventaja es que no dejan de ser humanos que sangran si reciben un fuerte golpe, que sufren dolor, acumulan cicatrices y pueden rasgarse sus vestiduras.
El deporte asomaba a partir de entonces con su poder limpiador de amenazas y desgracias. Los ídolos que desfilaban en la pantalla grande adquirían un aire de sacralización.
Los deportistas siempre son percibidos como entes superdotados, con habilidades y destrezas dignas de emular, aunque una persona común sabe que quizá nunca podría llegar a tanto, pero tal vez acercarse en su ejemplo.
Los ejecutores del deporte profesional son arropados por marcas que buscan justamente asociar los valores universales de la honestidad y el valor, apoyados en las condiciones de la disciplina y la perseverancia para sobresalir en un mundo cada vez más competitivo.
Ese carácter aspiracional –el modismo no es admitido por la Real Academia de la Lengua Española (RAE), pero refiere a quien desea ser alguien mejor, porque tiene aspiraciones– es positivo si se fomenta con la motivación inspiracional –lo que inspira– que dan los héroes deportivos para el mundo real formado por los fans, personas de carne y hueso que se enamoran de sus proezas, se adhieren como fervientes seguidores y los que se enamoran de manera incondicional, porque tienen la esperanza de cohabitar con ellos en un mismo espacio en la galaxia del deporte, cuya atmósfera es siempre positiva y, por lo tanto, debe ser buena.
Es por ello que un deportista profesional no solo debe procurar ser el mejor en su ramo sobre el terreno de la acción, sino que debe asumir la enorme responsabilidad de llevar un mensaje a las masas sedientas de copiarlos.
DJOKOVIC, EL ‘ANTIVACUNAS’
En los albores de la segunda década del Siglo XXI solo un nombre figura al lado de los tenistas consagrados de los últimos 30 años, el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal: el serbio Novak Djokovic, el número 1 del mundo, quien pretende ganar su Grand Slam 21.
Su calidad sobre la cancha es indiscutible y por eso se trata de una figura redituable en las grandes competiciones. Por eso es que se suscitó el escándalo en el marco del Abierto de Australia debido a que las autoridades aduanales no e permitieron el ingreso al no contar él su esquema de vacunación contra COVID-19. ¿Cuál fue el motivo? Expresó que quiso ser fiel a su posición ‘antivacunas’. Al menos eso comentó cuando lo detuvieron y exigió respeto a sus creencias de que la pandemia es un invento de la conspiración de los gobiernos de diferentes naciones.
Después de unos días en zona federal de Melbourne y a punto de ser deportado sus abogados lograron que se hiciera la excepción y permitirle jugar el Abierto. Sin embargo, la investigación siguió y se descubrió un detalle: realizó una falsa declaración de su viaje.
Djokovic reconoció que su agente llenó mal el papeleo a su ingreso en ese país. Dijo que recibió un test donde dio positivo de coronavirus el 17 de diciembre de 2021, pero en su declaración jurada ante la corte expuso que fue examinado y diagnosticado un día antes, es decir, el 16 de diciembre.
O sea que el serbio tuvo que admitir que tuvo un “error humano no deliberado” en su ingreso a territorio australiano, pero también que ya enfermó de COVID-19 y apareció en fotos con niños en días previos, aunque dijo que aún no estaba enterado.
La justicia de Australia difundió apenas este miércoles 12 de enero de 2022, al cierre de a redacción de esta columna, que se analiza el caso con las novedades en la falsedad de declaraciones de Djokovic, porque la pena máxima por dar pruebas falsas según la Ley de Delitos local es de prisión de hasta cinco años y se le impedirá la entrada al país durante tres años.
El enredo no para aquí. The New York Times mostró dos imágenes de la prueba PCR para detectar COVID-19 original del tenista, con un resultado positivo en una primera consulta de su código QR, y que, en un momento posterior, apareció como negativo, por lo que la Policía investiga si hubo manipulación.
EL ALCANCE DEL DESTINO
Lejos de los apasionados bandos pro y anti vacunas, formado por escépticos que dudan aún de la veracidad de los datos de mortandad por la pandemia, analistas de diferentes fuentes políticas y sociales en el mundo tundieron en principio la terquedad del astro del tenis mundial, pero sobre todo por el mensaje que da a sus seguidores y a la población mundial que durante dos años enteros –y lo que falte– ha sufrido a consecuencia del coronavirus y todas sus variantes.
El aburguesamiento de una figura que se cree indispensable para el negocio del Abierto de Tenis de Australia y que sea capaz de corromper sus propias ideas políticas de una forma irresponsable no puede causar menos que una profunda decepción.
Los organizadores pueden perder a la figura principal del cartel, y el participante ganador puede llevarse hasta 3.15 millones de dólares en esta edición 2022 (4.90 por ciento más que el año anterior), pero no se debe perder de vista la prioridad en una era pandémica, la salud.
Los mensajes que al respecto emiten los ases del deporte son fundamentales para recomponer el comportamiento de los fans y disminuir en todo lo posible el riesgo de muerte por coronavirus.
A Djokovic le resultará más caro en su marca personal todo este mal manejo de crisis que vive. El gobierno de Serbia ya anunció que de manera particular emitirá una sanción a su compatriota por actuar de esta manera tan negligente.
¿QUIÉN GANARÁ?
A diario mueren personajes ‘antivacunas’ empecinados en quedar como ‘héroes de la estulticia’.
Seguramente recuerdas que antes de la ley antitabaco en los lugares públicos de México –promulgada el 1 de julio de 2009– pasado había mucha inconsciencia entre la gente para fumar en cualquier lugar sin importar que se afectara a los no fumadores que debían resignarse a morir como pasivos por aspirar de rebote el dañino ingrediente.
Cada persona puede pensar como sea pero sin vulnerar la integridad de los demás con sus actos.
Los héroes modernos son las figuras públicas del deporte, que a diferencia de los del cine y comics son de carne y hueso, seguidos por multitudes que copian lo que hacen sus admirados famosos o ídolos.
El coronavirus es ahora ese monstruo al que se debe vencer y no hay que aflojar la resistencia en un frente común. Nada más real que los rebrotes y el número creciente de muertes.
En México las diferentes organizaciones de espectáculos deportivos deben exigir sí o sí el esquema de vacunación completo en los asistentes. La Liga BBVA MX tiene que implementarlo cuanto antes, si es que no desea volver a cerrar las puertas con las sangrías millonarias padecidas al principio de la pandemia.
Que este 2022 sea mucho mejor para ti y tus seres queridos. Tú puedes ser un Fan Pro si lo decides.
Recuerda que todo puede sumar o restar, pero tú eliges siempre la cuenta. #Ojo
Fuentes externas: The New York Times, Columnas del autor en El Heraldo de México, MedioTiempo.com, ESPN y Fan Datos de CID Consultoría
¿Quién es Héctor Quispe?
Periodista y mercadólogo. Dirige CID Consultoría, casa de soluciones en cifras y contenidos enfocados en el fan y su identidad; es MBA en Dirección y Gestión de Entidades Deportivas, por la Universidad Europea de Madrid; tiene la especialidad de Periodismo Deportivo por el Programa Prensa y Democracia de la Universidad Iberoamericana. Coordina el Diplomado de Periodismo Deportivo Digital en la Escuela Carlos Septién García, y da clases en el de Marketing and Communication for Sports Brands, en la Universidad Anáhuac. Su análisis es consultado por diferentes medios en torno a negocios y deporte: Playboy Latam, Red Forbes, MedioTiempo, Expansión, El País, Fox News, Telemundo, Televisa: Noticieros, Foro TV y TUDN, entre otros. Es coautor del libro “Cómo hacer Periodismo Deportivo. Una visión Iberoamericana”, y publica esta columna cada jueves en la multiplataforma de Reporte Índigo.