La detención de cuatro exgobernadores en lo que va del año ha puesto la mesa para que se abra la caja de pandora. Especialmente con la últimas dos detenciones; la de el exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, y la del exmandatario de Veracruz, Javier Duarte.
Y es que, por si la corrupción y el desvío de recursos públicos no fuera poco, la participación activa en el crimen organizado por parte de algunos de estos exmandatarios deja muchas dudas en el aire y eso debe tener de nervios a algunos actores de la clase política.
La detención de Javier Duarte destapará una red de complicidades entre los “Golden Boys”, los gobernadores jóvenes y amigos del presidente Peña Nieto.
La captura de Yarrington por su parte, destapa una cloaca que ha mantenido a Tamaulipas en una especia de narcojaque. Pero también podría develar un aspecto del que poco se ha hablado pero cada vez levanta más sospechas. Las operaciones encubiertas del gobierno de Estados Unidos en México. No se trata solamente de aquellas que se llevan en contra del crimen organizado o grupos terroristas.
Si no de cómo la DEA (Drug Enforcement Agency) especialmente se ha salido de su esfera de actuación para incurrir en la manipulación política. La actuación de la agencia antidrogas de Estados Unidos en territorio mexicano no es nada nuevo.
Sin embargo, a partir de 2006 cuando Felipe Calderón le declaró la guerra al crimen organizado y le abrió la puerta nuestros vecinos del norte, estos naturalmente les ocupó y preocupó algo más que la seguridad de nuestro país.
La franja norte de México es donde históricamente y por razones obvias la narcopolítica se ha visto más arraigada. Pero, ahora surge una gran incógnita: ¿Qué hay de los gobercolaboradores protegidos? Es decir, aquellos políticos que ejercen un cargo público que recibirían no sólo inmunidad por actos ilícitos o nexos con el crimen organizado, sino que son utilizados e impulsados por Estados Unidos para gobernar?
En 2016, cuando el entonces senador panista con licencia, Francisco Javier García Cabeza de Vaca contendió por la gubernatura de Tamaulipas y la consiguió, resurgieron las versiones de un testigo protegido de nombre Antonio Peña Argüelles sobre sus presuntos nexos con el crimen organizado, especialmente con el Cártel del Golfo, así como su estrecha relación con Tomás Yarrington, quien a decir de este testigo protegido apoyó a García Cabeza de Vaca para que alcanzara la alcaldía de Reynosa en 2004.
Sin embargo, lo que pasó por desapercibido fueron las voces cercanas al ahora gobernador sobre sus constantes viajes a San Antonio, Texas, y su presunta relación con la oficina regional de la DEA en ese estado.
Otro ejemplo similar es el del candidato panista a la gubernatura de Coahuila, Guillermo Anaya, muy cercano al expresidente Calderón y a decir de “Mateo”, nombre clave de Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, lugarteniente del cártel de los Beltrán Leyva, relacionado con el crimen organizado. Y es que son más de una las voces que sugieren que Anaya podría estar bajo la tutela de una agencia de seguridad de Estados Unidos, tras su paso por la alcaldía de Torreón.
Veracruz, por su parte, no sería ajeno. Ya capturado Javier Duarte, ahora es momento de esclarecer la figura de su actual gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, quien también ha sido señalado por Francisco “Pancho” Colorado Cessa, preso en Bastrop, Texas, por lavar dinero para Los Zetas, de solicitarle dinero para su campaña en 2010.
Más aún, a decir de las declaraciones del general John Kelly, secretario de seguridad interior de Estados Unidos, sobre como un Presidente de izquierda en México dificultaría la relación bilateral, resulta por lo menos curioso que es el mismo Yunes una de las voces más criticas de Andrés Manuel López Obrador.
El canciller Luis Videgaray, fue contundente al recalcarle al gobierno de Estados Unidos que México no permitirá que otro gobierno viole la soberanía de nuestro país interfiriendo en los procesos electorales.
En aras de la justicia y de un nuevo capítulo en las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, ¿no valdría la pena investigar? Al tiempo.