Demagogia y mentiras convertidas en ‘bullying’

Innegablemente los mexicanos padecemos el bullying proveniente de los tres niveles de gobierno.

El problema de la intimidación, mundialmente conocido como bullying, no es privativo de los niños en edad escolar.

Hoy, este grave asunto que es rico en sinónimos (confundir, humillar, desconcertar, reprimir, descorazonar, conminar, someter, acosar, asustar, presionar y oprimir, entre otros), puede aplicarse a la vida pública, a la política nacional.

El Faraón El Faraón Publicado el
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Innegablemente los mexicanos padecemos el bullying proveniente de los tres niveles de gobierno.

El problema de la intimidación, mundialmente conocido como bullying, no es privativo de los niños en edad escolar.

Hoy, este grave asunto que es rico en sinónimos (confundir, humillar, desconcertar, reprimir, descorazonar, conminar, someter, acosar, asustar, presionar y oprimir, entre otros), puede aplicarse a la vida pública, a la política nacional.

De tal manera que los mexicanos padecemos el bullying demagógico (muy común en campañas electorales), el bullying de la mentira (infaltable en materia legislativa, ejecutiva y judicial), en la política (indispensable en los dirigentes partidistas), el bullying gubernamental (ingrediente necesario entre quienes conforman los tres niveles de gobierno), el bullying religioso (con aquello de las mentiras piadosas) y el infaltable bullying futbolero (que en los próximos días estará en su punto más alto).

Los resultados de este acoso, sometimiento, humillación, confusión, intimidación y el desconcertar, que por cierto no es una novedad en México, son fehacientes.

Específicamente en el caso del bullying de la mentira (que provoca confusión y desconcierta), vale recordar el proceso electoral de 1988, cuando con una serie de maniobras avaladas por el entonces presidente Miguel de la Madrid y puestas en práctica por el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, llevaron a la primera magistratura a Carlos Salinas de Gortari; o cuando en 1994 “El Jefe” Diego Fernández de Cevallos misteriosamente “desapareció” de la escena política  electoral, para hacer ganar a Ernesto Zedillo la presidencia.

Lo ocurrido en las elecciones del 2006 no es algo minúsculo, desde el momento en que el responsable del Instituto Federal Electoral, IFE, el empleado de Elba Esther Gordillo, Luis Carlos Ugalde, se prestó a una serie de decisiones extrañas para darle el triunfo a Felipe Calderón, por citar algunos casos.

El último proceso electoral federal, podría ser otro reflejo del bullying en contra de la ciudadanía.

El gobierno opresor de Gustavo Díaz Ordaz, que provocó la masacre del 2 de octubre de 1968, también forma parte del bullying oficial en contra de la población… La integración del grupo de “Los Halcones”, que aparecieron un jueves de Corpus, 10 de junio de 1971, para reprimir una manifestación estudiantil en la Calzada México-Tacuba, es otro ejemplo de acoso o intimidación. Era el sexenio de Luis Echeverría.

Los números de la pobreza y de la pobreza extrema en el territorio nacional (aportados por  Coneval), son parte del sometimiento y la humillación de la cual son objeto millones de mexicanos, también reflejan la violencia oficial proveniente de los tres niveles de gobierno.

De la miseria en el agro nacional, saben o supieron mucho los que fueron titulares de la SAG, SAyRH, actualmente convertida en Sagarpa: Jorge de la Vega Domínguez, Oscar Brahuer Herrera, Francisco Labastida, Eduardo Pesqueira, Javier Usabiaga, Francisco Mayorga y Enrique Martínez y Martínez.

Presionar o asustar, son dos elementos que también pasan lista cuando se habla del bullying, en este caso el electoral. De esta manera, son millones de personas, todas de origen humilde y sin educación básica, las que son presionadas y asustadas si no votan por determinado partido político.

Es en este renglón donde se registra el terrible bullying en toda su magnitud y de lo cual saben enormidades los ingenieros electorales del PRI, PAN y del PRD, que han sido o son gobierno en entidades del país.

También se puede hablar de bullying en materia alimentaria. Veamos.

Una persona está descorazonada en el momento que no tiene la certeza de las tres comidas en calidad y cantidad.

Las políticas alimentarias responden a coyunturas de tipo ambiental, económico y político. Con la expropiación petrolera, el gobierno de Lázaro Cárdenas tuvo la necesidad de ver en la producción de granos un aspecto fundamental para la seguridad nacional.

Durante 1973 se perdió la autosuficiencia en maíz y creció el déficit en la producción de otros granos. Más del 25 por ciento  del maíz era importado.

En el sexenio de López Portillo se creó el Sistema Alimentario Mexicano (SAM), programa cuyo objetivo era estimular la producción de alimentos básicos, facilitando el acceso a créditos y mejorando los precios de garantía, entre otras estrategias, para alcanzar la autosuficiencia y mejorar la distribución de alimentos, sobre todo para los sectores vulnerables.

El bullying demagógico fue todo un éxito con el SAM. Porque hoy la hambruna en estados como Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Estado de México, zonas suburbanas del Distrito Federal, Nayarit, San Luis Potosí y Michoacán, es una lamentable realidad.

En el rubro educativo, con Emilio Chuayffet, al frente de la Secretaría de Educación Pública, mejor ni hablamos.

Beltrones, Gamboa, Penchyna, Cervantes Andrade, Preciado, Villarreal y la morralla, preparan el bullying legislativo en materia energética, para estos días futboleros.

Desde el momento en que cada ciudadano, en cada proceso electoral, tiene el valor de un simple voto, a partir de ello se deriva todo tipo de violencia contra él.

¿O, cómo se le puede llamar a todo este tipo de agresiones partidistas y gubernamentales?

En monarquía, son ciudadanos; en democracia, son vasallos

Con la abdicación del rey Juan Carlos, se han registrado movilizaciones en rechazo a la monarquía española por “caduca, retrógrada, prescindible e irresponsable constitucionalmente”. Parte del pueblo, pues, se expresó.

Con lo ocurrido en España, irremediablemente vienen las comparaciones con México, país que tiene un sistema de gobierno Democrático, Representativo y Federal.

Pero, luego vienen los asegunes:

En la Península Ibérica, específicamente en España, su población es gobernada por una Monarquía Constitucional o Parlamentaria, donde el vasallaje ha desaparecido para dar cabida a la ciudadanía, sector de la población que hace respetar su voto en todos los procesos electorales. De esta manera el Jefe de Gobierno y el Jefe de Estado, nada tienen qué hacer ante la elección que decide el ciudadano español.

No obstante, el primer presidente español después de la muerte de Francisco Franco, fue designado por el rey Juan Carlos el 3 de julio de 1976, nombramiento que recayó en Adolfo Suárez.

Un año después, con el fin de la dictadura franquista, el 15 de junio de 1977, por primera vez desde 1936, se realizaron elecciones generales, en las que resultó electo ganador a la presidencia, Adolfo Suárez, que gobernó hasta el 29 de enero de 1981, fecha en que dimitió.

Para el relevo, llegó Leopoldo Calvo Sotelo, quien fue investido en el Parlamento, donde fueron necesarias dos votaciones, porque en la primera ronda no obtuvo la mayoría absoluta. En esa ocasión el  teniente coronel Antonio Tejero, intentó un golpe de estado, acción fallida hoy conocida como 23-F.

El socialista Felipe González, en 1982, es electo Presidente de España. Después el derechista José María Aznar, gana la elección. Más tarde, regresa la izquierda al poder con José Luis Rodríguez Zapatero, y Mariano Rajoy, fiel derechista, hoy gobierna España.

En todos estos comicios, salvo el caso de Leopoldo Calvo Sotelo, no ha habido brincos, fraudes, malos entendidos, mapachajes. En otras palabras, los escándalos por algún megarobo electoral no son hechos que distingan a un país con un sistema monárquico constitucional o parlamentario.

En España, donde el Jefe de Estado continúa siendo fruto de la divinidad, el voto cuenta y se cuenta. En esa nación no hay un IFE o un INE (pretexto para gastar miles de millones de pesos para “transparentar” elecciones), que sean parte del juego sucio en esta materia.

En tierras españolas no existe esa junta de notables (Lorenzo Córdova, Adriana Favela, Beatriz Galindo, Pamela San Martín, Enrique Andrade, Marco Antonio Baños, Ciro Murayama, Benito Nacif, José Roberto Ruiz, Arturo Sánchez y Javier Santiago) que forman parte del juego practicado desde mucho tiempo, conocido como gatopardismo.

Tampoco existe un Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para revalidar, convalidar o ratificar quién ganó y quién perdió y háganle como quieran.

La comparación de la Monarquía Constitucional o Parlamentaria con la república Democrática Representativa y Federal, es irremediable.

Porque mientras en España los vasallos son tratados como ciudadanos. En México, los ciudadanos están convertidos en vasallos. El voto nunca ha contado ni se ha contado cómo debería de ser.

En esa monarquía los ciudadanos tienen derechos y obligaciones.

En nuestra República Democrática Representativa y Federal, los ciudadanos nada más tienen obligaciones.

Que sepamos, en España, los “vasallos” cuentan con un alto nivel educativo.

En México, un gran sector de “ciudadanos” no terminó la educación básica.

Ni duda, hay grandes y graves diferencias entre una Monarquía Constitucional y una República Democrática, Representativa y Federal.

En España, poco a poco nos irán aprendiendo.

‘Ley bala’ en Puebla, asesinan a líder campesino

Cuando algún opositor al régimen, al sistema o alguna acción gubernamental, resulta lastimado, Fidel Velázquez Sánchez  argumentaba que posiblemente ese hecho de violencia podría haber sido resultado de “algún pleito de cantina”.

En Puebla, con Rafael Moreno Valle, ese tipo de violencia se ha convertido en algo bastante común, más aún cuando el congreso poblano es cómplice por omisión o comisión del terror y el acoso oficial o extraoficial que se ha desatado en la tierra de los hermanos Serdán.

La llamada “Ley bala”, empieza a dar frutos.

Pues con el pretexto de esa legislación, al interior o fuera de ese gobierno estatal, empiezan a tomar cartas en cualquier asunto incómodo.

Uno de los primeros resultados, fue el asesinato del dirigente del Movimiento Independiente Obrero Campesino Urbano y Popular, Antonio Esteban Cruz.

En nombre de esa “Ley bala”, ¿quién sigue?

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