De sueño a pesadilla

La peor crisis de su historia, así la llama Standard and Poor’s, a la crisis financiera que las inmobiliarias mexicanas están sufriendo. Aquellas que se han dedicado en los últimos años a la construcción de vivienda para Infonavit.

Marcela Garza Aguirre Marcela Garza Aguirre Publicado el
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La peor crisis de su historia, así la llama Standard and Poor’s, a la crisis financiera que las inmobiliarias mexicanas están sufriendo. Aquellas que se han dedicado en los últimos años a la construcción de vivienda para Infonavit.

Algunas de las principales constructoras como: Ruba, Homex, Geo, Urbi, Ara y Sare, enfrenta una deuda de 2 mil 290 millones de dólares. En un escenario que se complica cada ves mas.  El programa nacional de vivienda ha cambiado, y con esto la reducción de subsidios. Además la gente ya no quiere las casas, que mas que satisfacer un sueño, se han convertido en una pesadilla.

En el año 2000, uno de los programas más importantes del gobierno del presidente Vicente Fox, se basó en el sueño mexicano: tener una casa propia.

Este paradigma grabado en lo profundo de nuestro corazón. Trasmitido de generación en generación, donde quien tiene un hogar propio ha logrado el éxito.  Nos movió como sociedad e instituciones a buscar que todo mexicano lograra ese sueño a como diera lugar. 

Víctor Manuel Borrás, un financiero de la IP que trabajaba en Bancomer, fue el llamado para transformar el Infonavit. Un instituto corrupto que carecía de credibilidad y prestigio. 

En 12 años, Borrás logró limpiar la casa. Automatizó los procesos de otorgamiento de créditos, deshabilitando a los coyotes que tenia tomado dicho organismo. Constructores, afiliados y la sociedad en general, lo reconocieron como un funcionario modelo, y al Infonavit como una institución de prestigio.

Nos solo esto. Este nuevo Infonavit daría a este sector de la construcción altos rendimientos que serían premiados en los mercados accionarios. Con ventas de 400 mil casas promedio. Borrás alcanzó colocar 3.5 millones de viviendas en sus 12 años de gestión.

Todo parecía un cuento de hadas.

Pero como todos los males de la historia, lo bueno es aplastado por lo perverso. La gula de dinero y la ambición por mayores rendimientos, acabaron con el cuento.

Las inmobiliarias se dedicaron a construir casas muy alejadas a las urbes, por el premio que les daba a sus rendimientos, comprar terrenos casi regalados. Sin una regulación que los obligará a dotar de servicio públicos de calidad, que los municipios serían incapaces de dar.

Si en las ciudades padecemos de servicios públicos ineficientes e insuficientes, con municipios quebrados. ¿Cómo no se reguló al respecto?

Algunos colaboradores cercanos a Borrás, aseguran que este advirtió a los constructores, del error de comprar terrenos demasiado lejos. Sin embargo el gran error fue sugerir, en lugar de reglamentar.

Cada mañana aquellas personas que le apostaron a una vida mejor, que vieron en su éxito tener una casa propia, no solo padecen de mayores costos, por los dos o tres camiones que deben de tomar para llagar a sus lugares de trabajo. Si no que padecen de una desintegración familiar por el tiempo que les toma llegar y regresar. Dos horas de ida, dos horas de vuelta, 9 horas de turno, mientras tanto, los hijos solos. 

Con las constructoras quebradas, un nuevo Infonavit manejado por el PRI,  cerrando los ojos de lo que hizo el PAN, la crisis no es solo de quien hoy se declara en suspensión de pagos. La crisis es de las tres y medio millones de viviendas que se entregaron y que hoy corren el riesgo de ser abandonadas. 

La crisis es de quien confió, y su sueño se tornó en una pesadilla.

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