Recibí la llamada de una amiga para preguntarme como apoyar a Daniel, para que éste continuará sus estudios. A los pocos días me contactó el joven y le di directriz de dónde poder conseguir apoyos para ello. Entre las opciones estaba contactarse con su representante popular.
A las semanas me volvió a llamar decepcionado de la osadía que vive el ciudadano común para poder contactar a su representante en el Congreso.
Me dijo que llamó, dejó recado y visitó las oficinas de su diputado, pero que la mejor respuesta fue de una secretaria que marca muchos números para no resolver nada. Al legislador, imposible verlo, contactarlo o que resolviera.
Evidentemente no podemos generalizar, pero sí hay una mayoría importante de diputados así y al final de cuentas, el ciudadano no termina de entender el rollo de la desvinculación de los legisladores con sus representantes y cada vez comprende menos para que sirven.
Eso sí, en unos meses más estos legisladores invisibles reaparecerán a pedir el voto porque buscarán otro puesto, estarán muy activos y dirán que tienen siempre las puertas abiertas. Ojalá y ese día, los Danieles lo recuerden para no darles el voto.
Y mientras esto se vuelve una costumbre en el mundo legislativo, en el extremo poniente del área metropolitana se habla y se presume de la participación ciudadana y del empuje que se le ha dado a la misma.
Efectivamente, en San Pedro da un gusto tremendo ver la cantidad de voluntari@s que forman parte del paseo dominical San Pedro de Pinta. Ahí aparecen mamás jóvenes y maduritas con stands de pintura, jardinería, mascotas, entre otros, y domingo a domingo le dan alegría y vida a uno de los paseos mas hermosos del noreste del país.
Pero la participación ciudadana también tiene matices de caridad en este municipio, donde se puede confundir el desarrollo social con las acciones de dadivas. Por un lado, está claro que existen dos San Pedros y que el alcalde trabaja por cerrar esa brecha, por lo menos en la vivienda, pero por otro lado están los políticos que echan a perder a la gente.
El PRI reparte despensas a través de sus lideresas y hace sus listas para controlar el voto en los sectores populares del municipio. Pero también están las oficinas de enlace de la diputada local y del diputado federal del PAN de ese sector, éste último, en un interés por ser alcalde reparte y festeja con cualquier pretexto a quien extiende la mano.
Y además está el DIF con sus becas y otras organizaciones que en lugar de salir a otros sectores más necesitados, siguen concentrados aquí para que la gente estire la mano en lugar de buscar mecanismos de desarrollo. Y por si fuera , acabo de enterarme que ya viene otra diputada a hacer gestoría para continuar con este excesivo paternalismo.
No digo con esto que todas las acciones son malas o mal dirigidas, pero temo que en San Pedro se sigue el modelo, sin querer tal vez, de lo que sucedió en la colonia San Gilberto después del huracán del mismo nombre.
Demasiados ojos, manos y recursos se fueron ahí y no resolvieron las condiciones de vida a las personas, sino crearon una dependencia perversa, donde el que menos ganaba es a quien aparentemente mas se le dio, pues no lo enseñaron a trabajar.
Espero la experiencia haga cambiar el camino.