Hace unos días nos enteramos en las noticias del feminicida serial Miguel “N”, en la Ciudad de México. Un hombre al que por lo menos se le imputan seis víctimas mortales y una tentativa de homicidio.
Todo parece indicar que las autoridades de la Ciudad de México estaban enteradas de su existencia desde 2020, sin embargo, no hicieron nada, y la ineptitud cobró otras víctimas, como lo fue María José y su madre.
La tardía detención de el también llamado “feminicida de Iztacalco”, es el retrato de la indiferencia con la que las autoridades capitalinas atienden los feminicidios y agilizan su investigación.
No sorprende el desinterés de las autoridades de la Ciudad de México, basta con escuchar las mentiras de la candidata de la continuidad, Claudia Sheinbaum, al señalar que en su gobierno disminuyeron los feminicidios en la capital del país.
Aumentan feminicidios en la CDMX y en el país
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señalan que en 2018, cuando arrancó su gobierno, se cometieron 47 feminicidios en la Ciudad de México, pero que para 2023, cuando pide licencia, se registraron 61, es decir, hubo un aumento de 29 por ciento.
Pero no solo eso, al preguntarle a la candidata de la continuidad, durante el primer debate sobre sus propuestas para reducir la violencia hacía las mujeres, Sheinbaum dijo al moderador: “por qué no hablamos de grupos vulnerables”, omitiendo así hacer un comentario sobre ello, cuando en México se cometen 11 feminicidios al día.
No sorprende la insensibilidad de la candidata presidencial del régimen, ya que es la aprendida a su mentor y coordinador de campaña, el presidente López Obrador, quien desde que arrancó su gobierno se ha dedicado a descalificar la lucha de las mujeres y se ha negado rotundamente a abrirles las puertas de Palacio Nacional.
Los feminicidios deben importarnos a todas y todos, pero más, a quienes ocupamos cargos públicos, pues una de nuestras tareas es brindar y trabajar para garantizar la seguridad de los ciudadanos, mujeres y hombres, por eso es lamentable que la candidata de la continuidad prefiera darle la vuelta a la violencia hacia nosotras, que afrontarla.
Hoy las mujeres somos quienes más acudimos a las urnas a votar. En nuestras manos está hacer el cambio y evitar que llegue a la Presidencia alguien que es indolente con los feminicidios.
México y nosotras nos merecemos lo mejor, merecemos una presidenta que nos escuche, que en lugar de muros de metal nos abra las puertas de Palacio Nacional, que atienda la violencia hacía las mujeres y que acabe con los feminicidas seriales, ninguna mujer merece morir por el hecho de ser mujer.