Después de que la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, anunciara a los perfiles más importantes de su gabinete, más los que hará el día de hoy, las piezas a nivel local se empiezan a mover con Clara Brugada, la próxima jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Uno de los movimientos más importantes, nos dicen, es la llegada de César Cravioto, actual senador y diputado federal electo, como secretario de Gobierno de su administración. Con esto, el también excomisionado de la Reconstrucción quedaría a cargo de una de las posiciones más importantes a nivel local.
Otro movimiento que podría darse, se dice, aunque la mandataria electa no lo ha querido confirmar, es que Clara traiga a Raúl Basulto Luviano, alcalde actual de Iztapalapa y exdirector de Obras de la demarcación, para ser el nuevo titular de la Secretaría de Obras y Servicios de la capital del país.
Lo que hasta el momento es seguro es que habrá continuidad en la Secretaría de Seguridad con Pablo Vázquez Camacho, quien es el único funcionario confirmado hasta el momento por Clara Brugada.
Encinas hablará, ¿a días del cambio de gobierno?
Nos cuentan que Alejandro Encinas alista la publicación de lo que vivió al investigar el caso Ayotzinapa, incluyendo la información que recopiló en cinco años.
Por el momento, la principal duda es si el, hasta ahora, libro, verá la luz en el décimo aniversario de la desaparición de los 43. El cual será apenas a unos días de que el presidente Andrés Manuel López Obrador entregue el gobierno a Claudia Sheinbaum. El tiempo dirá.
Se miden por las derrotas
Los señalamientos y cruce de acusaciones entre panistas, o expanistas como Felipe Calderón, tras los resultados de las elecciones no han hecho más que meterle más ruido a la grilla interna por la renovación de la dirigencia nacional y la de los consejos estatales, nos comentan.
Y es que, más allá de haber entrado en un periodo de análisis de las campañas y los resultados, ahora personajes como Damián Zepeda, Javier Lozano e incluso el propio dirigente nacional, Marko Cortés, han entrado en una guerra de acusaciones en lo público que pudieran haberse dirimido internamente, nos comentan, lo que no ayuda realmente al ambiente del partido.
Pero lo que también preocupa a los panistas, es que ya la discusión pasó de enumerar logros propios a medir las derrotas de uno y otro, quizá porque han sido más.
Esta es la inercia en este momento, más preocupados por las formas, o por abrir públicamente las inconformidades, que por atender las causas que llevaron al revés electoral y la necesidad de replantear la estrategia del partido.