Convirtiéndote en la pareja ideal
En el momento que decidimos tener pareja lo primero que se nos viene a la mente es una lista larga de requisitos y atributos que el otro deberá tener para podernos merecer.
Pensamos que la pareja nos hará muy felices sin reconocer que el único responsable de nuestra felicidad es uno mismo. Lo más simpático es que la mayoría de las virtudes en la lista ni si quiera las tenemos nosotros, pero somos buenos para exigir.
Annette ManautouEn el momento que decidimos tener pareja lo primero que se nos viene a la mente es una lista larga de requisitos y atributos que el otro deberá tener para podernos merecer.
Pensamos que la pareja nos hará muy felices sin reconocer que el único responsable de nuestra felicidad es uno mismo. Lo más simpático es que la mayoría de las virtudes en la lista ni si quiera las tenemos nosotros, pero somos buenos para exigir.
Como ya he comentado en algunas ocasiones, para poder atraer a alguien con esa lista de atributos primero deberás tenerlos tú. Además debemos de entender que si queremos que funcione una relación no lo lograremos queriendo o esperando que hayas cambios en la otra persona.
A continuación te comparto una serie de enseñanzas que dejó Gerardo Shmedling, fundador de la escuela Magia del Amor, para que el camino te sea mucho más sencillo.
Cuando dices “voy a amar a alguien” no significa lo voy a querer o a desear, significa lo voy a comprender y aceptar.
Todo el mundo tiene derecho a cometer errores, los errores que el otro comete conmigo son los que yo necesito para aprender. Si yo no lo tuviera que aprender, el otro no los cometería conmigo. Por eso cuando nos dejamos de enganchar con el error del otro, este desaparece.
Yo vivo las experiencias independientemente del otro. Con el otro o sin él, viviría la experiencia exactamente igual, el problema por lo tanto no es el otro. Es por eso que muchas veces repetimos la misma película, pero con diferente actor.
La razón para seguir o no seguir con una persona son los acuerdos que ambos deberán respetar en la relación. Entonces acepto a la persona como es y renuncio a cambiarla, aunque puedo intentar hacer acuerdos para que podamos vivir en armonía.
Estos acuerdos deben ser específicos, por ejemplo: no puedes pedir que sea tierno, porque lo que para ti es “tierno” para el otro tal vez no lo sea. Se necesita lenguaje de precisión, que me consienta ¿cuantas veces? Y ¿de qué modo?, que me regale ¿qué? ¿tiempo?, que me tome de la mano, que me mande flores, etc.
Si le digo que sea responsable no estoy siendo específico, tengo que definir exactamente qué tipo de responsabilidades son las que requiero.
El noviazgo o matrimonio es el compromiso que existe entre dos personas de apoyarse mutuamente en su felicidad. Pero siempre estamos más preocupados por exigir que nos hagan felices y no por hacer felices a los demás.
Aunque estemos en una relación, lo más sano es ser siempre libres de seguir siendo nosotros mismos. Estamos juntos, pero no amarrados. El día que el otro sea más feliz sin mí, lo dejo ir, porque ese es mi compromiso con su felicidad.
La flexibilidad también es un factor muy importante, podemos estirar la liga, pero no romperla. Significa que voy a ceder lo más que pueda, pero nunca voy a ir más allá de mi felicidad y mucho menos si se afecta mi dignidad.
Solo convirtiéndote en la pareja ideal podrás tenerla. Si no te gusta lo que estás recibiendo, checa bien lo que estás dando. ¿Conoces las necesidades de tu pareja? ¿Respetas los acuerdos que hiciste con ella?
Nadie se resiste al amor, si pedimos y hacemos las cosas con amor muy seguramente eso mismo vamos a recibir.