“Haiga sido por lo que haiga sido”, el hecho es que los sucesos violentos ocurridos en los últimos 15 días han estado presionado al presidente Peña Nieto a hacer ajustes en su discurso, y hasta cambiar su agenda, en algunos casos.
Y es que en las últimas semanas, los hechos violentos se han presentado un día sí, y el otro también.
El atentado contra el procurador de Morelos, Rodrigo Dorantes Salgado, en el que fueron asesinados tres de sus escoltas, fue uno de los últimos con los que terminó la semana.
Para el gobierno de Graco Ramírez todo apunta a una conspiración local de los emisarios del pasado, que están reaccionando a los cambios implementados por el nuevo gobierno en materia de seguridad.
Aunque si se toma en cuenta la secuencia de los hechos ocurridos en diversos puntos del país, bien podría concluirse que sin hacer un lado el componente local, podríamos estar ante la presencia de una “conspiración nacional” por los cambios de estrategia y hasta de discurso del presidente Peña Nieto.
Es cosa nada más de recordar cómo fue que el gobernador de Morelos, Marco Adame, dejó en manos de Genaro García Luna la seguridad del Estado.
Lo que urge averiguar es: ¿Qué manos negras pudieran estar meciendo la cuna para obligar a Peña Nieto a seguir la estrategia de Felipe Calderón?
Queriendo quedar bien
El expresidente Vicente Fox salió ayer a pedir tiempo para el presidente Peña Nieto, como si al nuevo mandatario se le hubiera acabado el sexenio en un bimestre.
Si lo que buscaba el guanajuatense era quedar bien con el nuevo presidente, pudiera haber provocado el efecto contrario.
Y es que si bien es cierto que en los últimos 15 días la situación se ha complicado, eso no quiere decir que los mexicanos ya estén hartos de Peña Nieto, como lo llegaron a estar de Vicente Fox y de Felipe Calderón.
Palo dado
Para que no quede ninguna duda de que la maestra Elba Esther Gordillo está contra la reforma educativa de Peña Nieto, ayer empezó a circular un folleto del SNTE en el que se detallan los “peros” magisteriales a la reforma educativa.
Sin embargo, por lo menos, el palo de la reforma constitucional ya está dado, y ni La Maestra lo quita, cómo dijo el presidente de la Cámara de Diputados Francisco Arroyo Vieyra.
