Para nadie es desconocido la necesidad prioritaria en nuestra sociedad de provocar una especie de metamorfosis personal, un proceso de resiliencia, que permita al sujeto, reinventarse a partir de modificar el conjunto de creencias limitantes que gobiernan su vida, con las consecuencias que de ello derivan.
La comprensión de su realidad, le permitirá darse cuenta, que no es él, más que partícula de un conglomerado de gentes conformistas, limitados a esperar, quejarse y aguantar, sin limite de tiempo.
Reconocer esta situación permite entonces al individuo, dar pasos firmes para alcanzar la liberación de sus cadenas mentales.
Por el otro lado, los individuos que ejercen autonomía personal, rescatan su capacidad inherente de pensar y razonar para tomar sus propias decisiones.
Desarrollar conciencia social, es un imperativo que implica dejar atrás la pasividad, decidiendo así, contribuir al progreso integral de pueblos y comunidades.
Este es el momentum, cuando los integrantes de la sociedad, deben elegir «ser parte de la solución y no del conflicto».
El proceso de evolución de las conciencias no es sencillo de abordar. La tarea implica convicción, absoluta entrega a la causa de la formación cívica y humana, que permite dar paso, al proceso de evolución social, como basamento para para la construcción de una sólida sociedad civil. Complejo el desafío, si, indispensable también.
El surgimiento de mujeres y hombres de talante antes descrito, son quienes construyen ciudadanía. Bertorlt Brecht escribió con acierto; «hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay, que luchan toda la vida, y esos son, los imprescindibles»
Los vecinos que asumen corresponsabilidad social, son los imprescindibles, quienes, a cada paso que dan, colaboran, suman ideas, tiempo, voluntad y esfuerzo. Generan el empoderamiento integral, indispensable para la defensa y propósitos de sus intereses comunes.
El proceso de transformación no es fácil, la tarea para conseguir éste propósito común es arduo, tiene que ver con educación, cultura, valores ciudadanos, solidaridad social y humana, aunado, a la influencia de los usos y costumbres de las poblaciones que tanto aportan, en la formación del carácter de nuestros pueblos.
Lo anterior implica, transformar el individualismo egoísta, en ciudadanía corresponsable, solidaria, equitativa, con identidad propia.
Cuando los integrantes de una entidad se reconocen los mismos deberes y derechos ciudadanos, destacando el ejercicio de la responsabilidad compartida, entonces se integran en comunidad activa, ejercen el poder de resiliencia social, y asume el compromiso de ser co-creadores de su presente y porvenir.
De esta manera, se fundan múltiples organizaciones que a su vez que se reproducen como células del cuerpo evolucionando en sociedad civil de conciencia activa.
El propósito más importante que la comunidad necesita para alcanzar para su transformación, parte de buenos cimientos en la organización.
Ciertamente, el empoderamiento de las comunidades es necesario para impulsar, la tan indispensable unidad nacional, con libertad, respetuosa de la dignidad humana, de la multidiversidad, e impulsora del desarrollo individual y colectivo de la sociedad.
En conclusión; los mexicanos requerimos trabajar por una sociedad civil no gubernamental, comprometida absolutamente con la nación, que se distinga por
contribuir al fomento de la cultura del diálogo y el entendimiento con el gobierno, bajo la consigna de consensos sin coerción, con respeto reciproco, en pluralidad, diversidad e inclusión.
De esta manera, las organizaciones mantendrán el compromiso inalterable, del cuidado esencial de los derechos humanos y libertades constitucionales, así como la determinación para sumar esfuerzos orientados al fortalecimiento de nuestra identidad nacional y el orgullo de ser mexicanos.
Viajar a la deriva nunca será mejor. Definir claramente dónde estamos, qué queremos y cómo lo vamos a conseguir, aumenta las posibilidades de materializar ideales y propósitos comunes para México, impulsado por la fuerza moral de la sociedad civil, timón de nuestra embarcación nacional.