Reflexiones distópicas

Fernando Alberto García Cuevas Fernando Alberto García Cuevas Publicado el
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Los niveles de tensión social y política producen altos niveles de incertidumbre y temor, lo que da rienda suelta a la imaginación para conjeturar futuros posibles no deseables.

Si bien es axiomático que el miedo es un mecanismo biológico que interviene con oportunidad en el ser humano, para alertar anticipadamente a la persona sobre ciertos peligros y actuar en consecuencia para evitarlos, del mismo modo, vale reconocer que el miedo bien administrado, funciona favorablemente, porque de alguna manera es preventivo, mientras que de lo contrario, es un peligro, de consecuencias impredecibles.

Las distopias nacen no solo del talento y la imaginación de escritores y cineastas, son resultado también de los miedos infundados o razonables que aparecen en la mente de las personas como consecuencia de los escenarios cotidianos que sufren nuestras sociedades actualmente.

Jugar un poco a las reflexiones distópicas, puede ofrecer luz al entendimiento de las personas que no se resignan a perecer hundidos en la indiferencia y tratan de hacer algo, para evitar los infortunios que se pueden presentar.

El juego consiste en formular preguntas que conduzcan a la reflexión y si no es mucho pedir, a la acción ciudadana.

¿Qué tenemos que hacer los hombres y mujeres de nuestra generación en pleno siglo XXI para evitar que los relatos futuristas que imaginaron grandes escritores de novelas y películas sobre sociedades distópicas, se materialicen?

¿Qué hacer para evitar que surjan sociedades deshumanizadas, insensibles, crueles, pervertidas, manipuladas por gobiernos que espían a las personas hasta en sus camas?

¿Como evitar que ciertos gobiernos con sistemas tecnológicos, drones, algoritmos Pegasus, alternando con Guacamayas, que a hora, resulta que espían a los espiadores que dicen que no espían, pero que sí lo hacen, invadan y manipulen la intimidad de la libertad, los pensamientos y emociones de los ciudadanos?

La opinión pública siempre será un gran nicho de oportunidad para sembrar relatos de todo tipo.

¿Qué podemos hacer para evitar que quienes detentan el poder escriban o borren a su antojo, la historia de las naciones, que se ocupen de sembrar en la mente colectiva, lo que, según sus intereses, es verdad o mentira, lo que es bueno o es malo, en fin, que los programadores sean como un dios poderoso, quienes califican lo que es útil o desechable, incluidas las personas?

¿Qué hacer con el inmenso poder de las grandes empresas globales de tecnología, que dirigen algunos mediante algoritmos, los deseos y los sueños de la humanidad, encausan a las personas, para querer, desear, incluso para emocionarse, del modo que los dueños de los programadores, quieren que vivan y sientan las personas?

¿Qué podemos hacer para evitar sociedades con gobiernos totalitarios, que se ocupan del control para el manejo perverso de las masas y consigan desplegar su poder sin contrapesos ciudadanos?

¿Como evitar que se materialicen historias hipotéticas y distópicas que no se quieren?

Intimida pensar, que se transforme en realidad, el «gran hermano» de George Orwell que te vigila, que se adueñó de la pantalla de televisión, para manipular las conciencias de los individuos, que perdieron su individualidad, su libertad, su dignidad, y hasta renunciaron, a ejercer su libertad para pensar y decidir.

Que preocupante resulta imaginar que la ficción política se convierta en realidad distópica. Que el juego de las narrativas provenientes del gobierno, se ocupen de infundir miedo y zozobra entre la población, para justificar acciones gubernamentales autoritarias, blindadas con categoría «seguridad nacional», para controlar mejor a las masas.

¿Qué podemos o debemos hacer como ciudadanos de conciencia activa para evitar que otros quemen los libros y el conocimiento acumulado en la hoguera de la denostación?

¿Qué podemos hacer para evitar la censura de la oposición, la censura de la libertad de expresión, la censura de la democracia, y la imposición de la prohibición de aquellas libertades y derechos, que gobiernos autoritarios, consideran, que no conviene que el pueblo bueno se entere ni se exprese con libertad?

Para los ciudadanos en general resulta conveniente, que no se olvide el sentido que tiene la metáfora del huevo de la serpiente, al advertir que con el miedo y la indiferencia de individuos pasivos ante los distintos rostros de la injusticia, indirectamente están cultivando, la semilla del fruto prohibido que no se quiere, pero que inevitablemente, a tu mesa llegará, porque así lo toleraste.

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