Con el arca abierta

Decía un viejo político que la política perdona  todo, menos la pobreza, y, sabiéndolo o no, los improvisados políticos que inventó Acción Nacional de la noche a la mañana, abandonan el barco de la presente administración, forrados de inexplicables fortunas, con la diferencia de que la vergüenza les resulta desconocida, y que, entre ellos, creen gozar de la invisibilidad que se tradujo en fuero parlamentario. 

Gabriel Reyes Orona Gabriel Reyes Orona Publicado el
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Decía un viejo político que la política perdona  todo, menos la pobreza, y, sabiéndolo o no, los improvisados políticos que inventó Acción Nacional de la noche a la mañana, abandonan el barco de la presente administración, forrados de inexplicables fortunas, con la diferencia de que la vergüenza les resulta desconocida, y que, entre ellos, creen gozar de la invisibilidad que se tradujo en fuero parlamentario. 

Preocupa, pero al final da risa, el ver cómo Roberto Gil se planta a proponer cómo elegirán a los ministros o magistrados, estableciendo una regla que el de la voz no pasaría, aunque presida, por craso error del coordinador tricolor, la Comisión de Justicia. Claro, la voz que se escucha de fondo es la su asesor y paisano, Sergio Valls, quien no conforme con haber colocado a su hija como suplente del otrora diputado fugaz, mantiene el lazo con los despachos neoyorquinos que manejan la caja chica de la justicia hacendaria. 

Sí, la comisión la eligieron con sumo cuidado, ya que la ruta a la impunidad absoluta está pavimentada de cosa juzgada, no importa la verdad, ni la justicia, sino tener la última palabra. Conceder la presidencia de esa comisión fue un error tan grave que antes de iniciar la nueva administración ya rinde frutos a los adversarios, y coloca a Calderón en una posición parecida a la que tuvo Zedillo al sacarse de la manga a su poder judicial a modo, en el que los nombramientos -en su totalidad- se le debían a él, por lo que no importa que no pidiera permiso para endeudar al país con 65 mil millones de dólares, ni que Aguas Blancas sea ejemplo mundial de impunidad. El Dr. Z posiblemente no entiende casi de nada, pero de cómo salirse con la suya, es sin duda el referente. 

Tan es así, que mientras se cavaba la tumba del PRI, con el acuerdo que ese personaje tejió con Roberto Hernández, usando el sello del PAN para imponer al gerente de una refresquera como presidente, conseguía inmunidad ante la nueva clase gobernante, que no es producto de la democracia, sino del nuevo acuerdo bancario empresarial que diseñaran los genios de la tecnocracia, con aquello que fue el partido gobernante por 12 años. No hay participante de esa cofradía que no nade en dinero gracias a la docilidad de la ciudadanía mexicana. 

Si México quiere seguir por la senda de la simulación y la componenda, puede aceptar un borrón y cuenta nueva, así como también puede mirar a otro lado cuando por conducto de la Ley de Ingresos para el 2012, se dio vida a un engendro operativo para el blanqueo de recursos que permiten financiar operaciones deleznables y caprichos  político electorales. Sí, nos preocupan los hoyos negros del presupuesto de gastos fiscales, pero a nadie parece importarle cómo se volvieron privados más de 200 mil millones de pesos que eran recursos públicos, a los que Cordero les quitó -por la vía administrativa-  la etiqueta constitucional y les pegó con salivita la de las “reasignaciones”.  La fábrica de ricos azules tiene tres engranes fundamentales, el SAE, las tesorerías de CFE, IMSS y Pemex, y el inefable fideicomiso ProMéxico.  Pero el PAN propondrá santones de iglesia, que con su bondad busquen  erradicar el mal con discursos o con programas diseñados en el primer mundo, donde la corrupción es excepción.

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