Chequeo de la realidad

Rodrigo Villegas Rodrigo Villegas Publicado el
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Cuando el papa Gregorio XV decidió fundar la sacra congregación para la propagación de la fe de la iglesia católica y romana, aparecieron las primeras mentes creativas de la influencia comunicacional. También, fueron en esos años cuando se concibió la palabra propaganda.

Una forma de comunicación aún vigente en nuestra época que pretende influir en las actitudes del colectivo social. Es una expresión de información selectiva con un objetivo determinado. Durante siglos, la propaganda fue utilizada cómo una herramienta vital en los distintos escenarios de guerra. Y aunque sin duda ha revolucionado en dimensiones aún difíciles de descifrar por la compleja anatomía de una sociedad hiperinformada, la realidad es que a lo que hoy llamamos fake news y hechos alternativos, podrá ser desinformación, pero continua siendo propaganda es decir una forma selecta de construir o deshacer información.

El experimento sociotecnológico ha permitido crear unas redes de comunicación a partir del internet, que ha conseguido tener vida propia. Esto es, un ciclo en el que nacen, crecen, se reproducen pero difícilmente sabremos cuando o si es que mueren. Son estas redes de comunicación las que ha liberado al ser humano de unas cláusulas de contención de la información o de expresión. Hoy, usted y yo, somos capaces de teclear con las puntas de nuestros dedos lo que se nos cruce por la cabeza. Podrá ser nuestro estado de ánimo, nuestra opinión política o simplemente nuestro sentimiento acerca de algo o alguien.

La manera y forma en la que actualmente la tecnología nos permite expresarnos es descomunal e ingeniosa. Y es cuando el sentido de lo correcto y lo incorrecto se pone en duda. No porque lo piense o lo comparta con una persona, sino porque el grado de proliferación de nuestro ingenio ya no tiene límite, siendo esto considerado como influencia y manipulación colectiva. Pero, ¿de verdad lo es?

Por ejemplo, ¿un meme creativo, ingenioso y chistoso es fake news?

Porque otra cosa muy diferente es la guerra sucia, las formas de engañar a la gente con posicionamientos y declaraciones que no son ciertas. Cosa que por cierto, más de una campaña política deberían darse cuenta que en esta época lo exagerado es obvio, y lo obvio no influye; excluye. Y es que no es lo mismo, pegar desde el poder que pegar desde abajo.

Cuando se habla de la injerencia del gobierno ruso en las elecciones de Estados Unidos en 2016, no me cabe duda de que de una manera u otra, la FSB (ex KGB) tuvo mano. Pero, lo mismo Estados Unidos en decenas de elecciones y muchos gobiernos más en diferentes países. Entiendo, que el tema no es la injerencia per se, sino la forma de injerir.

Sin embargo, por más que se habla de avatares, bots y softwares de inteligencia artificial como Watson, insisto en este nuevo tipo de conflicto bélico, las armas son igual de antiguas como la guerra en si misma, pues es información. El uso de la información; parcial, completa o alterada es el factor x.

La influencia de la desinformación o “fake news” sin duda cambia las reglas del juego pero también las reglas de convivencia social. Cuando uno observa los decididos intentos de diferentes organizaciones de la sociedad civil y de los medios masivos de información por crear algún tipo de sistema que nos libre de la desinformación como #Verificado2018, comparto su preocupación.

Aunque también creo que es importante dimensionar el cause de nuestra preocupación. Porque querer separar dos realidades es un negocio peligroso. Sobre todo, cuando la realidad alternativa ya es parte activa de nuestra realidad. El volumen de información aunado a las redes de distribución combinado con las formas de expresión hacen casi imposible verificar lo que es cierto, parcialmente cierto o no cierto. Así como colocan esta práctica que ultimadamente podría sancionar las formas de comunicación en una delgada línea contra la libertad de expresión.

Por eso creo que para poder checar nuestra realidad y darnos cuenta de lo que es cierto y de lo que no, es importante estar bien informados. Es decir, reconducir hasta la forma más estricta del sentido de la palabra información. Al tiempo.

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