Todo puede ocurrir en el sistema político mexicano.
Por ejemplo, que Dios y su hijo, Jesucristo, sin costosas campañas político-electorales, hoy gobiernen los estados de Durango y de Chihuahua; los municipios neoloneses de Monterrey y Guadalupe; así como la alcaldía de Ensenada en Baja California.
Así, los ahora auxiliares o ujieres de Dios y Jesús (César Duarte Jáquez, en Chihuahua; Jorge Herrera Caldera, Durango; Margarita Arellanes Cervantes, en la capital de Nuevo León; César Garza Villarreal, la alcaldía de Guadalupe; y el presidente municipal de Ensenada, Enrique Pelayo Torres), sin querer queriendo, le hacen al Poncio Pilatos y de antemano se lavan las manos de todos los errores que se hayan cometido, se cometan o se cometerán (mera corrupción, pues), en las entidades públicas mencionadas.
La responsabilidad, a partir del momento en que delegaron su “poder terrenal” al Poder Divino, es de Dios y de su hijo Jesucristo.
Que si persiste la corrupción, no es culpa de Duarte Jáquez. Que si hay peculado en Durango, no es responsabilidad de Herrera Caldera. Que si la incapacidad y la inoperancia invaden al ayuntamiento de Monterrey, la Arellanes Cervantes está al margen de estos problemas. Que si la inseguridad se apodera de Guadalupe, Nuevo León, Garza Villarreal no se mancha en este asunto. Que si en Ensenada no hay servicios públicos, Pelayo Torres no asume los costos.
En todos estos casos, la realidad es otra.
A partir de que el adicto al Prozác (Vicente Fox Quesada), demagógicamente puso el ejemplo ese primero de diciembre del año 2000, cuando antes de hacer acto de presencia en el Congreso de la Unión, para su toma de posesión, estuvo en la Basílica de Guadalupe, muchos integrantes de la clase política, aprovechando la actitud del señor Fox, salieron del clóset para manifestarse católicos romanos confesos.
Cosas de un sistema político que registra algunos deterioros o cierta involución.
Modificado el 28 de enero de 1992, el Artículo 130 Constitucional (inciso “E”), establece: “Los ministros de culto no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo político a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios”.
El inciso anterior, es parte de muchos otros conceptos que definen a México como un Estado laico. Pero ¿qué significa el laicismo para el político mexicano?
Basados en el párrafo constitucional citado, en este caso, se les imponen los límites a los religiosos que se muevan en el territorio nacional. Pero, todo indica, que este dique o control no alcanza a ciertos políticos que, ante la ineptitud, incapacidad o prácticas corruptas, tienen como única salida la divinidad, aprovechándose de la ignorancia o fuertes creencias religiosas de la población nacional.
No será raro, pues, que en el corto y mediano plazos, los César Duarte, los Herrera Caldera, las Arellanes Cervantes, los Garza Villareal y los Pelayo Torres, se multipliquen para justificar lo injustificable o para defender lo indefendible.
De estos cinco ejemplos de políticos a la mexicana, curiosamente, cuatro son militantes del Partido Revolucionario Institucional, PRI, y uno, Margarita Arellanes Cervantes, es del Partido Acción Nacional o de lo que queda de esta organización política.
No está por demás hacer notar que Dios y Jesucristo están muy ocupados en atender a miles de fieles católicos como para llegar a Chihuahua, Durango, Monterrey y Guadalupe, Nuevo León; así como a Ensenada, Baja California, para cumplirle caprichitos a autoridades incompetentes e incapaces.
Sin embargo, todo indica que esta epidemia “religiosa” le ha pegado más a los cuadros del Partido Revolucionario Institucional, PRI, que en sus afanes por descargar culpas no tienen límites y recurren a la Biblia para buscar asumir roles de personajes que los hagan sentirse más cómodos. Por ejemplo, el de Poncio Pilatos, que se distinguió por ser todo un oportunista y simulador.
Los enterados platican que en los gabinetes estatales de Durango y Chihuahua, se ha puesto de moda el saludo: “La paz esté contigo”.
Todo es parte de la involución en la política nacional.
Castro Trenti jugó sus dados y pierde
Los especialistas y enterados dan a conocer su diagnóstico en Baja California para el próximo 7 de julio, cuando esté en juego la gubernatura.
La declaración homofóbica del candidato priista Fernando Castro Trenti, será definitiva en el resultado.
En este delicado asunto, las disculpas salieron sobrando.
En el Distrito Federal ¿brujos en cacería?
Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, persiste en una extemporánea campaña presidencial.
Y es que en su afán de bajarle al asunto, no menor, del caso “Heaven”, alguien de su equipo oficiosamente le sugirió llevar a cabo una “verdadera” cacería de corruptos en las 16 Delegaciones que integran al Distrito Federal. Pero lo que pasó por alto el “sugerente” es que, estos “brujos en cacería”, provocaron que la capital del país se haya convertido, por algunos días, en un volcán en plena erupción.
Por cierto, después de lo ocurrido en las delegaciones de Tlalpan y Coyoacán, en las demás jurisdicciones políticas hay inquietud por la “cacería” desatada por el “Doctor Jekyll” Mancera, a grado tal que en algunas tomaron providencias, por si acaso.
Todo por la búsqueda de una imagen al estilo Robespierre.