Cayeron en sus ‘redes’
Un stalker es una persona que se la pasa buscando lo que no se le perdió. Normalmente son personas inseguras que les sobra el tiempo para hacer el papel de detective privado.
No reciben honorarios y están pagando un precio tan alto que pueden terminar enfermos, obsesionados o deprimidos.
Esta palabra es relativamente nueva aunque su definición ha existido por generaciones, cuando no existían las redes sociales, la manera de “stalkear” era oler la ropa de la pareja al llegar a su casa, inclusive la interior.
Annette ManautouUn stalker es una persona que se la pasa buscando lo que no se le perdió. Normalmente son personas inseguras que les sobra el tiempo para hacer el papel de detective privado.
No reciben honorarios y están pagando un precio tan alto que pueden terminar enfermos, obsesionados o deprimidos.
Esta palabra es relativamente nueva aunque su definición ha existido por generaciones, cuando no existían las redes sociales, la manera de “stalkear” era oler la ropa de la pareja al llegar a su casa, inclusive la interior.
Analizando comportamientos extraños como: ¿por qué se habrá puesto a dieta? ¿Qué le dio por comprarse ese carro? ¿A quién querrá impresionar?
Y así la mente empieza a volar, caes en una de las trampas del ego y nunca te detienes a pensar que no logras otra cosa más que amargarte la vida y entregarle todo tu poder a pensamientos falsos.
Entre más tiempo pasa, la paranoia crece. Llega un momento donde se constata el dicho “el que busca encuentra” y solo por el hecho de que viste que su última conexión por WhatsApp fue a las 4 de la mañana ya te sientes adivino y aseguras que tu pareja estaba hablando con otro(a).
Los stalkers más comunes son las exparejas. Es común al terminar una relación querer confirmar que tomamos la decisión correcta. También existen a los que les gusta alguien y viven checando si subió una foto, si se puso online y no saludó, etc.
¿Alguna vez te has puesto a pensar el daño que te provocas? La otra persona ni cuenta se da, duerme y despierta tranquila y jamás se imagina por todo lo que estás pasando. O, si eres de los que reclaman, peor aún, porque provocas pleitos en vano.
Si eres una de estas personas que stalkea sin control te recomiendo comprar un boleto de paz. Proponte empezar por una semana sin revisar nada, si te es muy difícil, bórralo de todas las redes sociales y verás cómo empiezas a vivir en paz.
Cuando sientas la necesidad de espiar repite estas palabras las veces que sea necesario: No entiendo nada de lo que me está pasando, lo único que quiero es recuperar mi paz. Funciona como magia.
Al principio es muy difícil confiar, pero a la larga es mejor. Si traicionan nuestra confianza, pues ¡allá ellos que no supieron valorarnos! La culpa no es nuestra, a menos que sepamos de antemano y decidimos tomar el riesgo. Pero, si nos encontramos con una persona que desde el principio demuestra tener un interés bueno y real por nosotros, ¿no crees que merece una oportunidad para probar que realmente se merece esa confianza?
El 90 por ciento de los miedos no pasan, están solo en la mente, provocados por nosotros y tenemos la ventaja de poder controlarlos.
Se nos olvida que el amar o estar con alguien es por decisión propia, si ya te diste esa oportunidad te aseguro que lo hiciste para ser feliz, no para sufrir.
Si la persona te va a engañar, dejar o lastimar lo va a hacer así te pares de cabeza para impedirlo, así que no ganas nada buscando perder tu paz y de paso hacer perder la de los demás con tus conjeturas. Y si lo que quieres es encontrar razones para tomar una decisión, espiando no es la mejor manera.
¿Cuántas veces la has hecho de detective, viviendo con el nudo en el estómago, sin dormir y buscando pleito sin razón? Piensas descubrir algo que muy probablemente no exista y no valió la pena todo ese tiempo sufriendo en vano.
¿Cuántas veces encontraste algo y decidiste perdonar? Si ibas a perdonar, ¿qué necesidad tuviste de perder tu paz si de todas maneras piensas seguir ahí?
O resulta que sí encontraste motivos y decidiste terminar, pero el proceso fue tan desgastante que hubiera sido mucho más fácil terminar desde un principio y ahorrarte tiempo y energía.
Recuerda que nuestro único objetivo es ser felices. Deja de buscar motivos para no serlo. En vez de gastar tiempo y esfuerzo, mejor dedícate a ser tan feliz tú, que él lo será por consecuencia y no tendrá nada que buscar en otro lado, tan feliz que eso sea lo que extiendas y atraigas… Si quieres seguridad y confianza debes empezar por darla.