Carta a los Reyes Magos

La Navidad es mágica, son fechas exquisitas en las que la realidad borra lo menos importante, días en los que desaparecen, por ejemplo –quizá por banales–, desde el IPC hasta las listas de Forbes. Es época para amar, soñar y pedir. Después de Reyes la magia termina.

Este año, interpretando el sentimiento de los mexicanos de a pie y al final de esa etapa navideña, he decidido enviar una carta a los Reyes Magos, que tantos sueños cumplen a los chiquillos del país.  

Yo les pido, Magos queridos, con carácter de urgente, solo 7 regalos.  

Pablo Mier y Terán Pablo Mier y Terán Publicado el
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La Navidad es mágica, son fechas exquisitas en las que la realidad borra lo menos importante, días en los que desaparecen, por ejemplo –quizá por banales–, desde el IPC hasta las listas de Forbes. Es época para amar, soñar y pedir. Después de Reyes la magia termina.

Este año, interpretando el sentimiento de los mexicanos de a pie y al final de esa etapa navideña, he decidido enviar una carta a los Reyes Magos, que tantos sueños cumplen a los chiquillos del país.  

Yo les pido, Magos queridos, con carácter de urgente, solo 7 regalos.  

En primer lugar un Abascal, como el que nos trajeron el 14 de junio de 1949. Urge a México un político de nivel que redimensione la honestidad y la coherencia. Necesitamos figuras reales de carne y hueso que nos ayuden a entender que es posible que el político en México puede ser exitoso y también congruente, que puede avanzar sin tranzar, que puede en su discurso y en sus acciones ser uno mismo. 

 En segundo lugar queremos un presidente, que –sea o no amigo de las formas– esté comprometido con el fondo de las cosas; que mire a la nación y a la patria antes que a sus intereses propios, a su imagen a sus logros y a su figura. Si el que tenemos coincide con el que te pedimos, pueden dejárnoslo, sin problema, de no ser así pedimos reemplazo.   

En tercer lugar y con carácter de urgencia necesitamos un tratamiento eficaz contra ese especie de sida nacional también llamado corrupción, que progresivo y contagioso invade los más variados campos –tanto públicos como privados– de la vida nacional.  

También queremos un nuevo modo de mirar la pobreza de México. Una mirada más justa y sincera de todos los que no estamos del triste lado de la miseria nacional, hacia nuestros hermanos víctimas de la pobreza. Una mirada más solidaria de gobernantes, políticos y empresarios, academia, iglesias, medios y sociedad, porque la del pasado ha sido insuficiente.

Les pedimos también, queridos Reyes, mayor conciencia del valor de la vida humana, siempre ligada al respeto de los derechos humanos. Tantos hermanos desaparecidos nos duelen, tanta tortura nos enfada.  

Para todo México pedimos mejores partidos políticos, a veces parece que de los que hay no se hace uno. Urge sobre todo una izquierda inteligente y organizada que deje de confundir los efectos con las causas y se ocupe en los hechos del bien de las mayorías.  

Finalmente pedimos, queridos Reyes Magos, que vuelva la paz a México. Que podamos como antes salir a las calles y a los campos con seguridad, que dejemos de ver al Ejército en las calles y las carreteras, que desaparezcan de las noticias las balaceras, que dejemos de alimentar esta tierra de paz y de progreso con sangre y cadáveres inocentes. 

Queridos Reyes Magos, termino mi carta pidiendo que también hagan realidad los deseos de tantos tuiteros, que van desde una bici hasta que bajen las tarifas del transporte y de Internet, pasando por los que piden honestidad informativa a todos los medios, que nos devuelvan a los desaparecidos, gas entubado en el DF, mayor atención a las adicciones…

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