Como pelotita de ping pong rebotó la culpa entre el PAN y el PRI en la Cámara de Diputados por haber permitido que Antonio Enrique Tarín se escondiera en San Lázaro por más de 24 horas para evitar ser aprehendido. Guadalupe Murguía, diputada del PAN y presidenta de la Mesa Directiva, se justificó diciendo que no llegó ninguna orden judicial para pedir que la Policía Ministerial de Chihuahua pudiera entrar al recinto legislativo. Todo indica que la decisión de no permitir la entrada de la policía no fue tomada solo por Murguía.
Ayer, el propio coordinador del PRI, César Camacho, confesó que él personalmente habló con Murguía para decirle que era “inviable” permitir el ingreso de los agentes. “La presidenta tiene la obligación, y ella lo sabe, ayer intercambié puntos de vista jurídicos, de resguardar el recinto”, dijo Camacho.
Se acabó
El Consejo de la Judicatura suspendió al juez Anuar González, quién amparó a un “porky” acusado de pederastia. Y aquí le decíamos que actuaron tarde, esas acciones que dejan muy mal parada -de por sí- a la impartición de justicia mexicana. Pero hay algo con lo que el impartidor de justicia no contaba: los “tribunales” de Internet. Circulan fotos de él y su familia y parece una campaña para dar por terminada su carrera. Es una nueva era y decisiones así son sometidas al perverso juicio de los usuarios de Facebook y Twitter.
Sindicato en pie
El Sindicato de la Asamblea Legislativa en la Ciudad de México lleva dos días con las oficinas administrativas tomadas. Primero todo se veía como un problema ligero, pero los que saben nos dicen que ya tiene tintes de un conflicto sindical pues a la par van dos sesiones que no pueden realizarse por falta de quórum. Todo indica que los dos eventos están relacionados y que algo se está cocinando ahí. ¿Qué estarán negociando?
