Camacho Quiroz, Martínez Domínguez, el 2 de octubre y “los halcones”, mal presagio

El uso de la fuerza, es una opción ante la “irracionalidad”: César Camacho Quiroz, presidente del PRI.

Ante las circunstancias prevalecientes en la ciudad de México, con la movilización de miles de maestros, la frase anterior o advertencia, de pronto, nos hizo recordar el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971. Es un mal presagio.

La declaración de Camacho Quiroz, nos volvió al futuro y volvimos a ver a Gustavo Díaz Ordaz y a Alfonso Corona del Rosal. 

El Faraón El Faraón Publicado el
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El uso de la fuerza, es una opción ante la “irracionalidad”: César Camacho Quiroz, presidente del PRI.

Ante las circunstancias prevalecientes en la ciudad de México, con la movilización de miles de maestros, la frase anterior o advertencia, de pronto, nos hizo recordar el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971. Es un mal presagio.

La declaración de Camacho Quiroz, nos volvió al futuro y volvimos a ver a Gustavo Díaz Ordaz y a Alfonso Corona del Rosal. 

Y sucumbimos al recuerdo de las tanquetas verdes por las calles de la capital del país y, en ese recorrido de nuestra historia negra, llegamos a tiempos de “Los Halcones”.

Durante 1968, el Partido Revolucionario Institucional, tuvo dos presidentes (Lauro Ortega y Alfonso Martínez Domínguez), ambos fueron parte del ala dura del gobierno diazordacista, quien a la cabeza tuvo a un secretario de Gobernación ídem (Luis Echeverría).

Cuando aparecieron “Los Halcones”, Manuel Sánchez Vite  estaba a cargo del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Otro Duro.

Hoy, pues, con sus declaraciones, convertidas en abiertas advertencias, César Camacho Quiroz cierra la puerta del verdadero diálogo para dar paso, si es que los hay, a encuentros simulados entre el gobierno federal y las dirigencias magisteriales. 

Porque no puede haber una franca negociación, cuando, de buenas a primeras, la dirigencia del partido en el poder enseña parte del garrote.

Porque cuando se habla de un gobierno democrático o de una gobernabilidad democrática, este tipo de administración se debe distinguir por la tolerancia, la prudencia y la apertura en todo tipo de diálogo.

Este es parte del segundo mensaje de intolerancia que Camacho Quiroz ha enviado a través de la CNTE, a la sociedad Mexicana. El primero fue cuando, al referirse a la Reforma Energética, también advirtió que el PRI o los priistas saldrían a la calle (…) para defender una privatización disfrazada.

Hoy, el responsable del priismo debe olvidarse de actitudes totalitarias como esa de: estás conmigo o estás contra mí.

Porque en los días de ira, la gasolina nunca apagará un incendio. Ya no son tiempos de gorilas ni de chimpancés.

Centro Banamex y el Congreso aburguesado

Si muchos piensan que tanto a diputados y senadores les molestó haber “sesionado” en el Centro Banamex, propiedad de Citi Group, están totalmente equivocados.

Porque no es aventurado afirmar que los legisladores, en su mayoría, ante las excesivas comodidades (dietas, buenos autos, ayudantes, “asesores”, oficinas privadas y públicas), han perdido la esencia popular. En pocas palabras, los integrantes del Congreso de la Unión se aburguesaron y solamente responden a la voz del amo. A la voz del dinero. Nada más.

De este modo, El Centro Banamex se convirtió en la casa matriz de los legisladores, y el Palacio Legislativo de San Lázaro, en una de las muchas sucursales que el Citi Group tiene en el mundo.

Los observadores se percataron que Luis Alberto Villarreal, Manlio Fabio Beltrones, Silvano Aureoles, Arturo Escobar y Vega, así como sus respectivas bancadas, se movían como peces en el agua en las elegantes y carísimas instalaciones del Centro Banamex, ubicadas en una de las zonas residenciales que comparten el Distrito Federal y el Estado de México.

Y como en la Cámara alta no venden piñas, lo mismo ocurrió con Emilio Gamboa Patrón, Miguel Barbosa, Jorge Luis Preciado y sus coordinados.

Legislaron lejos de la mugre, lejos del mal ambiente, lejos de zonas deprimidas, lejos del lumpen. Porque, nadie se atreverá a negar que el Palacio Legislativo de San Lázaro está convertido en un “oasis” en medio de la pobreza y la marginación. Algún poeta lo diría en otras palabras: las instalaciones de la Cámara baja representan un lirio en el pantano.

Este hecho ha marcado un antes y un después en la historia del Poder Legislativo en México.

Tratando de trasladar la teoría de la comunicación del canadiense Marshall Mcluhan al caso del legislativo mexicano, podríamos establecer que “el medio es el mensaje”. De ahí que ha quedado claro a quiénes realmente sirven la mayoría de los integrantes del Congreso de la Unión.

En todo este panorama que nos aporta “el medio es el mensaje”, queda claro el divorcio que desde hace varios años prevalece entre los legisladores de la República Mexicana y esa parte de la ciudadanía asentada en zonas marginadas. En esas regiones donde se encuentran en la sociedad que Luis Buñuel, retrató en la cinta “Los Olvidados”.

O en los personajes de Ismael Rodríguez (“Nosotros los pobres”), que ¡aunque usted no lo crea! todavía existen y van en aumento en el país.

A manera de sugerencia, si los legisladores (que se supone son cabilderos por naturaleza) no quieren o no pueden negociar con alguien que no está de acuerdo con ellos, la solución es un vuelo charter que vaya de Mérida o Tijuana y viceversa, cuando sea necesario (obvio, despegando de la ciudad de México), para no estar cerca de los “violentos”, de los “irracionales”, de los “intolerantes”, de “los muertos de hambre” y/o de “los desadaptados”. De esta manera todas sus decisiones serán de mucha, pero de mucha altura. Nadie se los podrá regatear.

Desde hace mucho tiempo el legislativo dejó de representar los intereses populares. Volvimos al futuro: 1810, 1857 y 1910.

El Citi Group, otro paso más.

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