Caer y renacer en una semana
Es un empresario que rompe todos los moldes y lugares comunes. Se llama Patricio Lombardo, viste chamarra negra de piel, trae la cabeza a rape, la barba cerrada, el bigote al estilo Dalí y los jeans rotos. Es metalero y ama Guns N’ Roses. Nunca le gustó que no lo dejaran ser y vestir como […]
Genaro MejíaEs un empresario que rompe todos los moldes y lugares comunes. Se llama Patricio Lombardo, viste chamarra negra de piel, trae la cabeza a rape, la barba cerrada, el bigote al estilo Dalí y los jeans rotos. Es metalero y ama Guns N’ Roses.
Nunca le gustó que no lo dejaran ser y vestir como quería en las empresas donde trabajó, odió la burocracia y las trabas para sobresalir.
En julio de 2008, junto con su hermana Daniela, abrió en México el primer local de Cassava Roots, un concepto innovador de té con tapioca que solo existía en los barrios chinos de las grandes ciudades del mundo.
Conocieron el bubble tea en el barrio chino de San Francisco, en Estados Unidos. Patricio renunció a Exxon Mobil y con la liquidación puso su primer negocio en Interlomas, adornado con graffitis y con música de los White Stripes.
Desde el principio, su sueño fue llevar el concepto a todo el mundo, ser como un antiStarbucks, donde la gente no tuviera una pose, sino que se sintiera cómoda siendo distinta. “Cassava Roots empezaba a ser como el anti-mamones”, dice.
Al principio, nadie confiaba en su idea de negocio. “Les platicaba a mis amigos que iba a abrir una tienda de tés, y ellos me decían: ‘Qué hueva, estás enfermo, el té con manzanilla es para viejitos’. Les explicaba el concepto, con música y graffitis, y me decían: ‘Güey, no se te va a vender ni uno’”, recuerda.
Pero fue todo lo contrario. Los jóvenes centennials y millennials se enamoraron con su variedad de sabores y preparaciones, aderezadas con música y elementos de la cultura urbana. Hasta el momento, tienen 68 tiendas en todo el país, ya abrieron su primer local en Estados Unidos y Patricio ya está radicando allá para exponenciar la empresa.
La marca empezó a crecer con varios locales en todo el país, por lo que abrieron la posibilidad de franquicias para acelerar el crecimiento.
Las cosas no salieron como esperaban.
“Empezamos a vender franquicias a diestra y siniestra”, cuenta, pero muchos franquiciatarios echaron a perder la marca, pues metían papás fritas, donas Bimbo y otros productos. Esto los obligó a cerrar casi 30 tiendas.
Luego vino la pandemia, tuvieron que recortar sueldos a sus empleados y resistir la tormenta. “Fueron momentos muy, muy complicados”, reconoce.
Hacia adelante, ni la pandemia ni ninguna otra crisis lo mueven de su meta. “Tal vez yo empecé con una tienda con recursos limitados, pero quiero ser la siguiente competidora de la cafetería más grande que existe en el mundo. ¡Suena abrumador! Sí, suena terrible, pero creo que cuando tienes una meta tan agresiva las cosas que van pasando día a día se van haciendo más fáciles”.
Patricio cree en el poder del pensamiento y de las palabras. Por eso, dice, tu fracaso rotundo ocurre cuando tú mismo crees que no puedes.
Sabe que es imposible estar positivo y motivado todo el tiempo. Se vale fracasar y caerte, sentirte derrumbado y en el hoyo, pero no se vale no levantarte para volverlo a intentar. “Si te quieres flagelar, ¡flagélate!, pero que no sea más de una semana.”
Genaro Mejía es periodista digital y de negocios con más de 20 años de experiencia y LinkedIn Top Voices 2019