¿Buscas tu media naranja o una naranja completa?
Las relaciones definitivamente son una de las pruebas y aprendizajes más grandes en la vida. ¿Alguna vez te has puesto a pensar que lo que más te gustó de tu pareja al principio de una relación es lo que acabaste odiando?
Cuando conoces a alguien y sientes atracción por esa persona, es muy probable que esto sea así porque las almas se reconocieron.
Muchas veces puedes tener una primera conversación con un desconocido y sentirte tan identificado(a) que parece que lo conoces de años.
Annette ManautouLas relaciones definitivamente son una de las pruebas y aprendizajes más grandes en la vida. ¿Alguna vez te has puesto a pensar que lo que más te gustó de tu pareja al principio de una relación es lo que acabaste odiando?
Cuando conoces a alguien y sientes atracción por esa persona, es muy probable que esto sea así porque las almas se reconocieron.
Muchas veces puedes tener una primera conversación con un desconocido y sentirte tan identificado(a) que parece que lo conoces de años.
Después existe ese atributo o cualidad que te llama más la atención. Esto es porque es algo que tú no tienes y ahí es cuando se genera una admiración la cual te hace sentir que es tu media naranja y te completa.
Pero, ¿qué pasa con el tiempo? Ese atributo lo único que hace es recordarte eso que tú no tienes, tu carencia. Ahí es donde empieza uno de los problemas más comunes.
Por ejemplo: vamos a suponer que yo soy muy seria y tímida, me encuentro a alguien que es de lo más simpático y social. Eso para mi es un alivio porque en los compromisos sociales él se encarga de hablar y hacer reír a la gente incluyéndome a mi, me hace sentir segura y aparte me gusta esta parte de él.
Con el tiempo ya no voy a soportar sus chistes, ni que sea tan social. Inconscientemente lo único que está haciendo es recordarme que yo no tengo esa cualidad. A nadie le gusta que le muestren sus carencias.
Cuando detectas esto es cuando le puedes poner un alto a la mente. Te aseguro que una persona jamás tiene intención de molestarte con su forma de ser. Esto es algo que te corresponde sanar a ti.
La gente busca una pareja que la haga feliz y nunca lo logra, pero cuando la busca para aprender y crecer puede lograr ser feliz.
El trabajo del hombre no es hacer feliz a la mujer. Tampoco es tarea de la mujer hacer feliz a un hombre. Ese no es el rol del hombre, ni de la mujer.
De modo que, si estás intentando encontrar una pareja que te haga sentir completo(a), estás librando una batalla perdida y adivino que debe haber mucho sufrimiento en tu relación.
Recuerda que tu pareja es tu maestro más grande, es el espejo más cercano que tienes, el que siempre te está mostrando lo que debes sanar. Por eso es con quien más dificultades puede haber.
Te comparto algunos consejos que te pueden servir:
Trata de ser feliz siempre, de ser la mejor compañía. ¿A quién no le gusta convivir con una persona alegre, que no se queja, que se divierte, que disfruta y que se emociona con cosas insignificantes?
A la hora de discutir la mejor técnica para que el pleito se termine es diciendo en tu mente: “Desde mi espíritu me comunico con el tuyo”. En ese momento se establece una comunicación a otro nivel.
Cuando hablas de espíritu a espíritu te unificas con el amor y la compasión. Y no hay quién se resista al amor.
Esto no solo lo puedes aplicar con tu pareja, sino con cualquier persona con la que tengas un problema o inclusive si estás presenciando uno (recuerda que todo lo que ves es tuyo).
Lo que haces con esta técnica es únicamente regresar a tu centro y hablar de ser a ser, donde el ego no tiene cabida.
Recuerda que nunca eres la víctima, todo lo que ves es una creación tuya, y en el momento que quieras puedes elegir de nuevo y en ese momento elige la paz.
Siempre que tengas una necesidad, eso que crees que necesitas comienza a darlo a los demás.
Quieres comprensión, sé comprensivo. Buscas cariño, demuéstralo tú primero. Recuerda que dar y recibir es lo mismo y cuando la vida no te está brindando lo que quieres es porque tú no lo estás dando.
Y lo más importante, siempre perdona. A veces se piensa que perdonando se está liberando a la otra persona, que se pierde la dignidad y que corres el riesgo de que te vuelvan a hacer daño. Pero pasa lo contrario, al perdonar te liberas tú y la única persona beneficiada siempre vas a ser tú. (El hoponopono es una muy buena herramienta para lograrlo: “Perdón”, “lo siento”, “gracias”, “te amo”.)
Siempre estamos en el dilema entre tener la razón o ser felices. Si tener la razón implica discutir para demostrar un sin fin de argumentos, demostrar que sabemos más que la otra persona o que nunca nos equivocamos… la realidad es que es mil veces mejor ser feliz.
Y como dijo José Luis Perales: “el amor es la espera sin límites, es la entrega sin límites y es la disculpa sin límites, sin límites, no es egoísta ni se irrita, no. No pide nada”.