Blindaje semántico

Ellos hicieron como que no han retirado cientos de miles de millones de pesos del país. Y Calderón se dio el lujo de decir que ésta fue una buena década para México en lo económico. 

Ya en la fiesta de las complacencias, el secretario de Hacienda se acomodó para escoger –como parte inicial de una sesgada muestra– el punto más bajo del PIB –registrado, claro, en este sexenio– para sacarse de la manga un crecimiento de 15 por ciento basado en los doctorales principios del tío Lolo.

Gabriel Reyes Orona Gabriel Reyes Orona Publicado el
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Ellos hicieron como que no han retirado cientos de miles de millones de pesos del país. Y Calderón se dio el lujo de decir que ésta fue una buena década para México en lo económico. 

Ya en la fiesta de las complacencias, el secretario de Hacienda se acomodó para escoger –como parte inicial de una sesgada muestra– el punto más bajo del PIB –registrado, claro, en este sexenio– para sacarse de la manga un crecimiento de 15 por ciento basado en los doctorales principios del tío Lolo.

Lo real es que el Artículo 18 de la Ley del Banco de México establece que dicho instituto contará con una reserva de activos internacionales que tendrá por objeto coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional mediante la compensación de desequilibrios entre los ingresos y egresos de divisas del país. 

Sin embargo, alejándose de la ortodoxia, esta administración ha venido usando la reserva para hacer política estableciendo una banda informal en el tipo cambiario, que ha fluctuado entre 12.50 y 14.50 pesos. 

Las manipulables subastas para ofrecer tipos de cambio especiales a un selecto grupo de filiales de bancos extranjeros, así como la venta de dólares comprados “baratos” para generar una utilidad cambiaria entregable al gobierno mediante un anticipo de remanente no previsto en ley, son solo algunos de los manejos alejados de la legalidad en que ha incurrido la Comisión de Cambios. 

No hay forma de decir coherentemente que tales acciones tuvieron como objetivo compensar los referidos desequilibrios. 

Además, resulta innegable que las utilidades de ciertos intermediarios por tales ocurrencias fueron multimillonarias. 

Mantener la apariencia de un peso fuerte con objetivos electoreros ha generado un impacto negativo en la competitividad del país, que ha venido malbaratando inventarios para sobrevivir.

 Esto significa que el festejado aumento de exportaciones no petroleras solo apunta al decrecimiento y cierre de algunos giros y, por supuesto, es una explicación de la lenta recuperación de empleos reales y permanentes.

Pero lo más grave es que el fantasioso cálculo del nivel de la reserva solamente es sostenible en el entorno opaco que acostumbra el Banco de México. 

Primero, resulta inaceptable considerar que el acceso a un crédito constituya un activo de reserva, ya que es solo la antesala de un endeudamiento para el cual ya no hay espacio en el gasto federal. 

Sí, es un hecho que ya no hay para servir más deuda. Adicionalmente, resulta poco creíble que el FMI vaya a destinar tal cantidad de su recién formado capital “prestado” a un solo país. 

Además, tal desembolso nos pondría en una griega situación de la noche a la mañana.

Por otra parte, las “inversiones” en organismos financieros deben considerarse de compleja realización y, por tanto, restarse de la reserva, al igual que las especulativas tenencias de oro. 

Banxico no va a publicar su composición, ya que, bien revisada, restadas las operaciones de window dressing, aquélla estaría rondando los 40 mil millones de dólares. 

Más allá de las guayaberas maraqueras de Calderón y Poiré, estando en un país con el más amplio margen financiero entre tasas activas y pasivas, de elevadísimas comisiones y con uno de los menores índices de intermediación efectiva, se hubiera esperado, cuando menos, un reclamo por la falta de compromiso social del sector, máxime ante el autismo de las comisiones reguladoras. 

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