Banderas ‘jet set’

Todo indicaba que desde el principio algo iba mal. El Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara amaneció con una carpa blanca y alfombra roja en la entrada de sus instalaciones, ¿el motivo? El recibimiento de un talento hispanoparlante el cual sería homenajeado la noche del 8 de marzo en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Todo indicaba que desde el principio algo iba mal. El Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara amaneció con una carpa blanca y alfombra roja en la entrada de sus instalaciones, ¿el motivo? El recibimiento de un talento hispanoparlante el cual sería homenajeado la noche del 8 de marzo en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).

Antonio Banderas visitaría la Perla Tapatía para recibir el Mayahuel de Plata al Cine Iberoamericano, y el barullo corrió entre los pasillos del MUSA, donde se escuchaba decir que el malagueño había pedido restringir a la prensa de la alfombra roja, que solo contestaría cinco preguntas de medios selectos y que se limitaría el acceso al resto de la prensa arrinconándola en la parte superior del auditorio conocido como Paraninfo “Enrique Díaz de León”.

Las horas pasaron y el vaticinio se cumplió, reporteros gráficos y escritos aguardaron en la segunda planta del recinto oval, cuando solamente Notimex, El Universal, El País, Proceso y El Informador tuvieron acceso en la sexta fila del primer nivel de la sala.

Las primeras butacas fueron celosamente custodiadas, lo que debió ser una Master Class de cierre para los Talents Guadalajara –miembros de la comunidad fílmica becados por el FICG– se hizo un acceso VIP para burócratas, personajes culturales y hasta empresarios jaliscienses.

Los actores Patricia Bernal y Diego Luna, Jorge Sánchez, director de IMCINE, Carlos García Agraz, director de Estudios Churubusco, el inversor Jorge Vergara, son solo algunos nombres que se encontraban en los asientos delanteros del inmueble, quitando espacio a los jóvenes becados y público general a quien originalmente se encontraba abierto el evento.

La presencia de Vergara llamó la atención de entre los presentes, pero al finalizar el diálogo entre Banderas y la actriz Ofelia Medina se dejó entrever un guiño de la visita del español a tierras jaliscienses, ya que anunció que “alguien” patrocinaría su próximo filme, el cual será de la vida de Pablo Picasso, durante el periodo que plasmó el Guernica.

Al finalizar la fallida conversación entre los jóvenes y el histrión –ya que solo la prensa mencionada cuestionó a Banderas– el español no pudo escapar a la lente de Reporte Indigo en la alfombra roja, en donde confesó que “el productor va a ser el que produce a las Chivas” en referencia al magnate Vergara, y la cinta de Picasso.

Si la celebración fílmica jalisciense pugna por ser inclusiva, ¿por qué se hace a un lado a la prensa y se selecciona a los medios predilectos? ¿Fue decisión del festival o de Banderas? ¿Cuál es la reserva de a cuentagotas decir el nombre de Vergara ante los medios por parte del actor? 

Y la pregunta de los 64 mil… ¿Qué demonios hacían un montón de funcionarios y figuras públicas al frente de las butacas? ¿No les da vergüenza acaparar la atención mediática y empotrarse en el asiento que originalmente era para los nuevos realizadores emergentes que merecían realmente estar cerca del histrión? 

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