Los árboles en las áreas verdes del Centro del municipio de Monterrey están en un proceso vigente de muerte. El avance más consolidado de ello es en la Alameda Mariano Escobedo, donde el suministro de agua dado a la vegetación es bajo respecto a la demanda y se experimenta un estrés hídrico severo; en este histórico espacio las hojas secas y ramas quebradizas son evidentes, y la salud general del arbolado se advierte seriamente comprometida. Es urgente la acción inmediata del Gobierno de Monterrey para implementar medidas de riego y manejo adecuado a fin de evitar la pérdida de árboles urbanos valiosos y ancestrales.
Una escala abajo está el arbolado urbano de la Plaza La Purísima, donde, aunque el estrés hídrico es moderado, las hojas marchitas y caída prematura de follaje son generalizadas. El Gobierno municipal de Monterrey debe urgentemente enfocarse en estrategias de riego eficiente y cuidado especial de la vegetación para asegurar la supervivencia a largo plazo en esta patrimonial área verde de la ciudad. En esa misma condición se encuentran los árboles de las plazas de La Luz, Zaragoza, El Chorro y de los Enamorados.
La excepción en la deficiencia de agua son los espacios ubicados en la Macroplaza y Santa Lucía. Esto se comprende por la disponibilidad de agua subterránea en esa zona, circunstancia que previene procesos de muerte vegetal aún y con el abandono explícito del Gobierno de Monterrey.
Adicional al abandono por falta de riego, hay circunstancias particulares de cada plaza.
La Alameda ha experimentado las repercusiones resultantes de las intervenciones de gestión implementadas por la administración municipal de Monterrey, en consonancia con la planificación de la entidad Reforestación Extrema. Durante el mandato del exalcalde Fernando Larrazábal, se procedió a la tala de numerosos árboles bajo la justificación de salvaguardar la sanidad forestal, no obstante, no se llevó a cabo la reposición correspondiente de dichos ejemplares. Otros individuos arbóreos fueron sometidos a procesos de poda para la eliminación de partes necrosadas, enfermas y con riesgo para la seguridad humana. Estos árboles se hallan actualmente en una fase terminal, planteando la posibilidad de que las medidas adoptadas no hayan sido las idóneas para un manejo adecuado, conforme a las prácticas convencionales en el ámbito de la gestión del arbolado urbano.
En la Plaza Zaragoza, los impactos derivados de la excavación de zanjas y la instalación de tuberías por parte del Gobierno de Nuevo León ya están perceptibles, puesto que durante dichas operaciones se ocasionaron perjuicios a las raíces de los fresnos y sicomoros. Estos daños han resultado en la presentación de signos indicativos de la pérdida vital de estos árboles, con síntomas que conllevan a su estado de inanición vegetal y declive irreversible.
Aunque el Gobierno de Nuevo León podría argumentar que la vigente plantación masiva de árboles en Monterrey busca compensar las pérdidas ocasionadas, es fundamental llevar a cabo una evaluación exhaustiva del impacto de esta medida. En este análisis, se debe tener en cuenta la identificación de los espacios prioritarios donde la implementación de esta estrategia resulta más pertinente. Se podría considerar la plantación en zonas de la ciudad afectadas por islas de calor, donde la presencia de vegetación puede marcar una diferencia significativa en la regulación térmica; o las plazas públicas -cientos en la ciudad- que carecen de este elemento verde. También en los parques que carecen de arborización suficiente o zonas que tienen déficit de metros cuadrados de área verde por habitante.
La evaluación debe incluir la plantación en las aceras bajo el Metro elevado, con un enfoque crítico, ya que estos espacios son complejos para la movilidad peatonal, porque presentan riesgos de atropellamiento debido a la invisibilidad para los automovilistas; la excavación de hoyos para árboles en estos espacios es una acción que agudiza este problema, porque elimina espacio caminable en las banquetas.
La ciudad tiene un déficit histórico de áreas verdes que sean suficientes y de calidad para la ciudadanía. Los esfuerzos deben incluir, por un lado, consolidar las existentes, y eso incluye acciones para evitar la muerte de árboles; y de fondo, que las acciones de arborización integren políticas para revertir los déficits en este aspecto.
Twitter: @tonyo_hernandez