¡Árbitro ratero!

Todos tratan de taparse detrás del árbitro

Por un lado los jugadores y por otro lado los técnicos, en esta circunstancia en donde el árbitro se convierte en el centro del juego, en el elemento más importante, estamos de verdad enfocando las baterías hacia otro lado.

Que las circunstancias sean parejas

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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Todos tratan de taparse detrás del árbitro

Por un lado los jugadores y por otro lado los técnicos, en esta circunstancia en donde el árbitro se convierte en el centro del juego, en el elemento más importante, estamos de verdad enfocando las baterías hacia otro lado.

Que las circunstancias sean parejas

Si un jugador salta a la cancha como lo hacen muchísimos tratando de encontrar la forma de engañar al árbitro, con un clavado en el área, una mano que no fue marcada, un empujón, un jalón, un fuera de lugar que no fue, presionando, gritando, gesticulando, haciendo aspavientos, estos jugadores de pronto comienzan a tener una fama de pillos o gente que trata de sorprender, están en contra de este famoso espíritu del “fair play” que la verdad no lo encuentro por ningún lado.

¿Cuál es la defensa de los árbitros?

Solamente su vista, su sagacidad, de alguna manera su malicia, en el mejor sentido de la palabra, para saber qué jugador los quiere engañar o no. En estas circunstancias hay jugadores que tienen fama de entrar rudo, de tirarse clavados, de engañar, a final de cuentas los árbitros tienen que defenderse de alguna manera, ellos no tienen la forma de hacerlo excepto su vista y la decisión instantánea o inmediata, por ahí ha habido algunos…

Curitas para el cáncer

Le diría que ese es el remedio que se le da a los árbitros cuando existe este famoso intercomunicador o el cuarto árbitro que de alguna manera les puede ayudar, pero la realidad es que el cuerpo arbitral está absolutamente desprotegido en contra de estos jugadores mañosos y tramposos, de estos técnicos que también tratan de esconder sus carencias y sus fracasos detrás de los resultados arbitrales, le diría que de nosotros los medios de comunicación que tenemos la oportunidad de ver…

Veinte repeticiones

En cada jugada y en cada partido y contra eso nadie puede, porque si usted ve las repeticiones en velocidad normal, cuántas veces mis compañeros de profesión o yo mismo digo “hay que volver a verla porque tengo duda”, el árbitro tiene que decidir en forma inmediata e instantánea y ya tomó su decisión, y nosotros decimos mira esta repetición se ve mejor, mira esta otra y peor aún, las famosa phantom o las cámaras lentas y súper lentas que hacen ver los errores arbitrales mucho mayores y nosotros como publico decimos: “si estaba visto cómo es que este árbitro no lo vio”, por esta razón…

¡Árbitro ratero!

Es el grito no solamente de la tribuna sino de muchos de los jugadores que lo propician demostrando una evidencia hacia él en una animadversión total, por lo pronto le puedo decir que no conozco ningún niño que en  su carta a Santa Claus o a los Reyes Magos pidan un uniforme de árbitro, es más, no hay uniformes de árbitros para niños porque nadie quiere ser árbitro, al menos que como me decía mi papá, que fue árbitro por muchos años, esto es algo que tú mismo te pones para templar tu carácter y para disfrutar del deporte y del futbol.

Y de los técnicos 

¿Cuántas veces salen a vociferar en contra de los árbitros?, le pongo solamente dos ejemplos absolutos en este mismo torneo.

Lo de Miguel Herrera, gana su equipo contra el Monterrey y como él es expulsado lo primero es su actitud contra el árbitro. ‘Que si me trae ganas, que nos hemos peleado, que no nos queremos’, en fin, el América lo multó por no privilegiar el resultado y que les parecen…

Los miedos de Tomás Boy

Cuando sin mediar alguna circunstancia que lo justifique señala que le tiene miedo a los árbitros porque él no dirige, ni ha dirigido equipos grandes.

Está insultando al Atlas que es una institución grande, aunque él seguramente se refiere a los equipos grandes mediáticamente, pero ya desde ahorita Tomás Boy está lavándose la cara escudándose de los posibles errores que seguramente van a tener los árbitros en sus partidos.

Así las cosas pues, tendríamos que mover los reflectores hacia la cancha, hacia los jugadores y ser menos quisquillosos y no buscarle tanto a los árbitros porque finalmente ellos están en absoluta desventaja. 

A menos que en esa especie en extinción que se llama “árbitro” de verdad se extinga… Así de fácil.

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