Como quedó plenamente acreditado en el expediente respectivo, Mony de Swaan no cumplía con los requisitos exigidos para ocupar un asiento en la Comisión Federal de Telecomunicaciones. Como sucedió con muchos colaboradores de Calderón, fue el cálculo político y el acomodo manipulado, lo que llevó a este personaje a una posición clave para operar el montaje mediático de una realidad política, social y económica que sólo existía en la ficción etílica de Felipe.
Fue entonces cuando Fernando Castro Trenti encabezó la presentación de una denuncia penal, en la que se acreditó que en los últimos 15 años, el personaje se había ocupado de todo, menos de ser un experto en materia de telecomunicaciones. Alegó Mony que, además de ser aprendiz del oficio de multiusos, bajo la docta instrucción de Molinar Horcasitas, había ido y venido de la industria farmacéutica al IMSS.
En efecto, una y otra vez, ha desplegado dotes de alquimista, gracias a que tiene cursados estudios en seguridad nacional, es decir, se ha adiestrado en propaganda y uso táctico de posiciones políticas.
A lo más, pudo acreditar unos cuantos meses como coordinador de asesores del otrora experto en el ABC de las guarderías. Pero se le indicó -en la averiguación previa- que de estar apegado a derecho, el desempeño de su función lo habría mantenido ajeno a los expedientes, documentación y demás información que -en carácter confidencial- los concesionarios entregan a los funcionarios que cuentan con nombramientos en la materia en disputa. Sí, sólo el Subsecretario, los funcionarios de la Cofetel y sus estructuras pueden y deben tener acceso al trámite administrativo.
De manera hilarante, subordinados al entonces Consejero Jurídico del Ejecutivo Federal, primero aseguraron no haber participado en el proceso del nombramiento, por lo que no aportarían expediente sobre el tema que se indagaba, pero después, al darse cuenta que la ley los obligaba a intervenir directamente en el tema, se empeñaron en verter todo tipo de balbuceos para defender lo indefendible.
Castro Trenti no quitó el dedo del renglón para evitar que un inepto servidor público siguiera haciendo de ese órgano regulador un coto de cuates, en el que cobraron vida todo tipo de caprichos políticos que su camarilla partidaria le exigía.
Hoy, ante un expediente penal accidentado y la falta de elementos técnicos para evitar que sean los jueces quienes digan el derecho y no la concertacesión, Mony de Swaan forzó otro requisito más, ahora el exigido para echar a andar el apagón analógico y así enardecer a la población en Tijuana, en contra incluso del presidente de la República.
Su maquiavélica acción supone que en medio del escándalo regresarán los spots en que ciertos personajes -de reciente llegada al estado- sacan forzadamente la cara por el candidato que supo hacerse amigo de Zedillo, y quien, a partir de entonces, se dedica sólo a administrar la abundancia que le dejó la fallida campaña que coordinó.