Nos cuentan que Alfredo del Mazo, exgobernador del Estado de México, quizá uno de los peores mandatarios mexiquenses, más recordado por entregarle la entidad a Morena ya prepara su siguiente salto político, pero, mientras tiene a su familia viviendo en Miami, Florida, con todos los lujos.
Él por su lado, vive en un lujoso y muy costoso penthouse doble en el exclusivo desarrollo Club de Golf Bosques, en Huixquilucan, mientras que despacha en la que fuera oficina de su padre en la avenida Insurgentes de la Ciudad de México. Desde ahí, cuentan, administra su recién adquirida riqueza, y acomoda a amigos y socios.
Ahora parece que podría él mismo cumplir su muy anhelado sueño de convertirse en “Lord” o por lo menos estar cerca de la realeza, pues estaría próximo a ser nombrado embajador de México en Gran Bretaña.
¿Será que ya cerraron las investigaciones por enriquecimiento ilícito hacia sus hermanos y prestanombres? Estas fueron abiertas, por cierto, durante la administración federal anterior.
Rosario Piedra, ¿no sabía?
Vaya lío (otro) en el que está metida la aún titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra, después de que se diera a conocer que una de las cartas de apoyo que presentó para su candidatura por un nuevo periodo, la del obispo emérito de Saltillo, Raúl Vera, era apócrifa, lo que fue evidenciado por el propio prelado.
Y es que las polémicas que rodean a la ombudsperson y a su intención de reelegirse no paran, pues desde que se “destapó” para continuar al frente del organismo, diversas organizaciones defensoras de derechos humanos cuestionaron y le recordaron su pésima gestión.
Ahora, ya se sabe también que fue una de las aspirantes peor evaluadas para el cargo y ha trascendido que la gran mayoría de los senadores de Morena no avalan su reelección, pese a lo cual, llegó a la terna final.
La defensa de Piedra es que “no sabía” que la carta era falsa, algo difícil de creer, o quizá no tanto si lo vemos desde otra óptica: tampoco supo mucho de lo que pasaba en las entrañas de la propia CNDH durante los últimos cinco años, pese a ser la titular.