Al pueblo el gobernante que se merece

Si sofisma se define como la razón o argumento con que se quiere defender o persuadir lo que es falso, los compromisos de Peña Nieto lo son. No porque no los haya cumplido, sino porque con ellos aparentó, pero no logró una buena gestión de gobierno. 

Pablo Mier y Terán Pablo Mier y Terán Publicado el
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Si sofisma se define como la razón o argumento con que se quiere defender o persuadir lo que es falso, los compromisos de Peña Nieto lo son. No porque no los haya cumplido, sino porque con ellos aparentó, pero no logró una buena gestión de gobierno. 

Si analizamos la lista de sus 608 compromisos cumplidos contenidos en www.penasicumple.com, más allá de que como asegura el PAN estén o no cumplidos, en su mayoría son trabajos que más de uno hubiese cumplido con los recursos que Peña Nieto manejó; se trató en todos ellos de construir, pavimentar, levantar, perforar, terminar, ampliar, gestionar, promover, implementar.

Los sofistas son desde la época de los griegos aquellas personas que dicen mentiras que parecen verdades. Afirmar que un padre de familia que lleva el dinero a casa es un buen padre sería el típico sofisma, porque aun siendo esto muy importante, eso no lo hace ser necesariamente un buen padre. Afirmar que atacar divide a México es otro sofisma, es envolver una mentira con ropajes de verdad.

Señor Pena Nieto, si pretende usted gobernarnos sugiero superar el mensaje del compromiso, el sofisma de lo firmo y lo cumplo que lo hace parecer un buen estadista sin serlo necesariamente. Un compromiso normalmente es entre las partes y lo que México reclama ahora es mucho más que construir, pavimentar, levantar, perforar, terminar, ampliar, gestionar, regularizar, rescatar, programar…

Los compromisos que México necesita, por citar algunos, son que si vuelve el PRI no sea el mismo de siempre, no más a los Gamboas y Montieles, solo por citar algunos; una sana evolución del SNTE; justicia en el tema de las concesiones de frecuencias; reformas. En fin, necesitamos de un estadista que además de parecerlo, lo sea.

Más allá de lo que se dijo en el debate y del post debate, usted lo sabe, la maquinaria de su partido logrando alianzas fuertes ha sabido posicionarlo como lo más conveniente para el país, no necesariamente porque lo sea.

Es la magia de la comunicación que, sin serlo per se, puede lograr hasta lo más perverso, como cuando cada cuatro años logra que medio México crea que nuestra selección de futbol ganará o lucirá en un mundial.

Votará por usted, Señor Candidato, una enorme masa humana persuadida y un pequeño grupo más pensante en búsqueda de pingues beneficios, y con ello le alcanzará para ganar, quedará sin embargo un México académico, un México joven, un México de izquierda, un México azul y un enorme círculo rojo que no estará conforme y que seguirá pidiendo compromisos sustanciales que superen el construir, resolver, recuperar… que usted ha manejado.

Esté tranquilo más allá de si miente, más allá de su pasado, más allá de lo que se ha dicho sobre su persona, como lo que afirma a Los Angeles Press el ahora exiliado en los Estados Unidos, Agustín Humberto Estrada Negrete, que usted mantuvo con él relaciones homosexuales y de abuso, más allá de si protegió el pasado de su Tío Montiel, como cada pueblo tiene el gobernante que se merece y usted gobernará México.

Termino pidiendo que en el solemne momento de la protesta tenga presente lo que es y lo que México necesita que sea, que se reinvente, que deje de ser el político de probeta que algunos vemos en usted, que reflexione sobre la responsabilidad de cumplir con la expectativa de lo que ha vendido a medio México, que poco entiende de sofismas.

México no necesita, aunque más de la mitad así lo pida, un presidente Santa Claus que se dedique de cuando en cuando a dar regalos. 

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