Se estima que el 14 por ciento de la población de Nuevo León tiene alguna discapacidad. Foto: Facebook @MovimientoPcDNL

Agarremos la onda con los discapacitados

Además de los estereotipos y las ficciones dañinas, la desinformación acerca de la discapacidad no hace más que empeorarlo

La historia del humano ha estado cargada de un saco de complejos, asegures, misticismo e ignorancia en lo relacionado a las personas con discapacidades, incluso en algunas civilizaciones hasta consideraban que tenían una onda como una divinidad; o un don especial. Pero en otros momentos han sido desplazados, separados, discriminados y un montón de etcéteras. Somos indolentes y hemos malentendido los tratos que les otorgarnos al pobretearlos, a ningunearlos, a decidir por ellos negándoles opinar acerca de las decisiones que creemos son buenas para ellos, y con todo y esto vencen las barreras que les vamos presentando en nuestro insensato creer. Haciéndonos los invidentes sabelotodo.

Y esto es porque nuestros cerebros generan asociaciones inconscientes; y la más tonta de éstas es asociar la discapacidad a limitaciones o incapacidades para hacer tareas. Se trata de los sesgos inconscientes y, aunque algunos son primordiales para nuestra supervivencia, otros sería mejor erradicarlos. Además de los estereotipos y las ficciones dañinas que nutren estas trampas cognitivas, la desinformación acerca de la discapacidad no hace más que empeorarlo.

Y la onda es que no hay diseño suficiente en soluciones tangibles y eficaces intangibles como políticas públicas que sean de neta. Échese un rol en los alrededores de donde habita y comprobará que es pura simulación política. Existen, pero no sirven –qué más da, ¿verdad?

Se estima que el 14 por ciento de la población de nuestro Nuevo León tiene una discapacidad, por lo tanto, se calcula que hay cerca de 74 mil personas con alguna de ellas, más la agravante de que viven en situación de pobreza, y en casos extrema, para acabarla de chingar. Pero es muy bonito para la banda política publicar fotografías, posts y demás acciones en favor y promoviendo la no discriminación.

Entonces con datas como ésta es de reflexionar o recapacitar más allá de modificar leyes, presentar iniciativas, tratados, convenios y cuanto artilugio legaloide; más las señaléticas desechables e insuficientes; obviedades, al fin y al cabo. Y el fondo es solo para subirse al tema o mame y es obligación hacerlo, ya que es parte de su labor. Y amargamente sólo hacen como que hacen para cumplir con protocolo, pacto, para sentir que ya se hizo algo; como si no se pasaran tanta ley por el camino acostumbrado. Las leyes, normativas y disposiciones no son suficientes si no hay EMPATÍA.

A poco no ha detectado que las rampas azules son una vacilada, que a su vez supervisan Protección Civil y demás organismos competentes también de manera superflua; sólo se hace para darle un efímero y registrable cumplimiento. En pocas palabras: “solo para la foto”.

Por lo tanto, modifiquemos el actuar, la forma de ver la situación, de ser empáticos de verdad, atenderlos en todos los sentidos –esos que creemos tener, pero no los sabemos disfrutar.

No es de limitarse a sólo hacer modificaciones; esto va más allá, es crear una cultura por la empatía, una educación incluyente. Entender que en estos momentos la discapacidad es de tanto la persona que vive con ella, como de la sociedad ingenua y apática ante esto.

Con esta reflexión es oportuno recordar al abogado, político, activista y luchador social Gilberto Rincón Gallardo y Meltis que, además de haber sido diputado federal en la legislatura 91-94, fue el primer candidato presidencial con discapacidad en el año 2000, en el que destacó sus ideas de izquierda pacifista y democrática, así como reacias denuncias hacia la discriminación de todos tipos y niveles.

Durante su candidatura por el partido Democracia Social; se declaró abiertamente socialdemócrata, impulsó propuestas polémicas como las leyes de sociedades de convivencia y la despenalización del aborto, además de hacer hincapié en la igualdad de género, y demás ideas vanguardistas para su época; algunas de estas ya están implementadas, pero aún falta entendimiento y voluntad política; nunca serán suficientes.

Posterior, en el 2003, presidió el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y más tarde fue miembro del Consejo Consultivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en México.

Su legado debe ser recordado por toda la sociedad y a su vez un detonante para continuar en la lucha por la conciencia social ante este patético fenómeno social.

Y como aquí en Nuevo León y México pasa de todo menos lo justo, entendamos en buena onda que la discapacidad es un tema muy amplio y no cabe duda de que a mayor convivencia e interacción entre personas con y sin discapacidad en nuestros círculos sociales, menores serán los prejuicios y bobos estereotipos en nuestra sociedad. Desafiar los inconscientes colectivos por la diversidad es un recurso muy valioso para las organizaciones y sus colaboradores al generar más empatía, más compañerismo e intercambio de valores.

El arte es una herramienta que empatiza y sobre todo humaniza; hay innumerables talentos, unos los desarrollan tempranamente, otros tardía; pero a pesar de las circunstancias, venciendo, saliendo avante ya sea con discapacidades congénitas, del desarrollo o a causa de algún accidente, no se puede dejar de disfrutar del placer de escuchar la música, o en su caso de recibir las armoniosas vibraciones que alteran hasta a los más insensibles –ejemplo de ello son las creaciones de Robert Wyatt, baterista y líder de varias bandas de la escena Canterbury que, después de haber sufrido un accidente en el año 74 que lo dejó sin movimiento de la cintura hacia abajo y resistiéndose a dejar la música, continuó como un nuevo comienzo en su carrera como compositor, productor y vocalista de vastos álbumes de la escena europea; y no solo destacó en estas áreas, también ha sido un fuerte y duro activista en favor de la accesibilidad a la música en vivo y otras expresiones.

Aquí una recomendación digna para sumergirse en la onda del maoísta del rock de los setentas: 5 Black Notes and 1 White Note del álbum “Ruth is stranger than Richard” del año 1975.

 

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