Acerca de las mujeres en contiendas presidenciales
Es indiscutible que las izquierdas políticas mexicanas fueron las primerizas en candidatear mujeres para dirigir el País
Arturo Fernández CisnerosLa contienda asegura lugar para las mujeres, eso se ve desde hace muchos días; una ya está avante pero no nos vayamos con la finta de que han sido las únicas –al menos no se veían tantas opciones simultáneamente, pero es de no desconocer que hace unas décadas la primera mujer postulada a la presidencia fue la precursora del activismo auténtico y cofundadora del Comité Pro-Defensa de Presos Políticos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados de México: la siempre recordada Rosario Ibarra de Piedra, aspirante en dos ocasiones en los 80s.
Después en el 94 el Partido del Trabajo postula a Cecilia Soto y el Partido Popular Socialista a Marcela Lombardo, y 15 años después la Alternativa Social Demócrata abanderó a la vigente política y actual senadora sonorense Patricia Mercado, que en su momento se mostró vanguardista en sus propuestas a favor de la equidad de género, combate a la violencia intrafamiliar, legalización de la cannabis y hasta la despenalización del aborto.
Es indiscutible que las izquierdas políticas mexicanas fueron las primerizas en candidatear mujeres para dirigir el País, para renovar todo el aparato; así que la oportunidad de tenerlas fue posible y con una soberbia colectiva fueron rechazadas, excluidas, no votadas por una sociedad con grandes cantidades de machismo, tabúes, resentimientos. Y eso que aún no estaban las cosas como ahora, donde han mutado los sentimientos y pasiones por las causas justas –y no se diga la onda sensorial–visual como la aparente moda indigenista en las tres propuestas: Beatriz Paredes, Xóchitl Gálvez y la Dra. Conferencias Claudia Sheinbaum; la onda es sí, así como se visten, lo creen y se espera que no sea solo la fachada. Como la noticia distractora dominguera de la nueva colada naranja desconocide senadora Indira Kempis –Los regios tan particulares. Y con eso y todo nos sentimos especiales.
¿Quién logrará obtener la voluntad del pueblo? ¿Dejaremos atrás los tapujos? ¿Será que ahora sí se logrará pese lo que pese y cueste lo cueste?
Porque no debe olvidarse que la mujer mexicana apenas cumplió 70 años de ejercer el derecho a votar y pasaron más de 30 para que las primeras mencionadas llegaran como candidatas en tiempos donde aún se gestaba el postmodernismo facho de los partidos hoy agonizantes.
Entre las particularidades que deben mucho y tienen poco son: demostrar convicción por la preservación de las tradiciones textiles, así como los conocimientos políticos y experiencias necesarias para amortiguar el loquerón que se nos avecina el año entrante con el cambio de poderes –y ni hablar del peso y liderazgo político en épocas donde los hombres dominaban y acaparaban los puestos en todos los niveles de gobierno, más las lecciones del largo priismo y corto panismo de los años dorados de ambos, y hasta el actual acabose de éstos y una de elles por haber estado en las posiciones más importantes relacionadas a los asuntos indígenas dentro del organigrama corporativista del presidente que se dirigió hacia las mujeres con un oso y despectivo calificativo, refiriéndolas como “lavadoras con patas”. En el sexenio de la alternancia.
Con todas estas consideraciones de los perfiles a la grande, vale cuestionarse si será que ahora habrá una reivindicación histórica, verdadera, auténtica, sin trampas, que vea por la gente del campo: agricultores, artesanos profesionales del oficio local, también que muy seguramente se invertirá cuanto sea necesario para lograr mantener; las lenguas, los idiomas, la historia, los usos y costumbres, valorarán el verdadero contrapeso que sería la dignificación del indigenismo mexicano. O será ese espejismo de progresismo a medias de siempre, para que todo siga igual.
Betty Davis, pionera del funk que en sus años dorados colocó un montón de himnos de poderío femenino, zarandeó cerebros, dignificó la extravagancia con sus atuendos, su look era tan aplastante como sus explícitas letras contra las ideas primitivas y dominantes de las esferas de poder.
Las candidatas pudieran aprender las lecciones de esta mujer: ejemplo de dureza, audacia, liberación, que no se doblegó hacia ningún cabrón; y por si fuera poco, con tan solo un año cambió para siempre la mente del que fuera su esposo en los setentas, influyó tanto en Miles Davis, desde su vestimenta, su psique; es más; si no hubiera sido por Ella no tendríamos el álbum In a Silent Way, ni mucho menos el Bitches Brew. Por ella Miles escuchó y codeó con Hendrix, Clapton, James Brown, Santana y hasta Sly de The Family Stone.
Aquí las mujeres están por dominar, serán buenas o malas; no podemos saberlo hasta no experimentarlo como país. Está de más, pero: ¿cómo nos ha ido con los distintos estilos patriarcales de gobernar? Con todas las disfuncionales pasiones políticas comenzando por el actual y el resto de los expresidentes.
La canción Politician Man fue compuesta por el bajista Jack Bruce de Cream para el álbum Wheels of Fire de 1968; un año después Betty Davis la graba y lo lanza como single. Así que ponte el volumen alto y escucha su poderío vocal. Compara y comunícame ¿cuál te gustó más?
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