¡Aberrante!

Para los que somos fanáticos de la Fórmula Uno, lo que vimos el domingo pasado en el Gran Premio de Fórmula Uno en Silverstone, en Inglaterra, fue un bofetón entre los dientes.

Es lo más deplorable que he visto en muchísimos años.

La Fórmula Uno ha caído en un aburrimiento espantoso, grave. En un aburrimiento donde ya es predecible qué escudería va a ganar, solamente queremos saber cuál de los dos, o si hay un accidente y se queda fuera. Punto.

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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La Fórmula Uno ha caído en un aburrimiento espantoso, grave, donde ya es predecible qué escudería va a ganar

Para los que somos fanáticos de la Fórmula Uno, lo que vimos el domingo pasado en el Gran Premio de Fórmula Uno en Silverstone, en Inglaterra, fue un bofetón entre los dientes.

Es lo más deplorable que he visto en muchísimos años.

La Fórmula Uno ha caído en un aburrimiento espantoso, grave. En un aburrimiento donde ya es predecible qué escudería va a ganar, solamente queremos saber cuál de los dos, o si hay un accidente y se queda fuera. Punto.

Bueno, pues el Gran Premio de Inglaterra, justo en el país donde llueve un día en verano y en otro también, la pista estaba encharcada, había dejado de llover y nosotros esperábamos una arrancada en donde los dos Mercedes se dieran un quién vive, y al final cuál pasa en primer lugar y por ahí algo, porque esa es la única emoción que hay en la Fórmula Uno en los últimos años con estas escuderías dominadoras, antes Ferrari, luego Red Bull, ahora Mercedes.

Pero resulta que para proteger a los pilotos o vaya usted a saber qué, se coloca el carro insignia, el carro de seguridad y arranca porque la pista estaba mojada, cuidado, y dan cinco vueltecitas, se nos acaba la emoción, porque entonces era el trenecito de siempre.

Por ahí Max Verstappen rebasa a Nico Rosberg, Verstappen en el Red Bull, Rosberg en el Mercedes, luego él recupera la posición y de pronto cuando está acabando la carrera, no sé qué sea peor, Nico Rosberg pide ayuda porque se trabó la caja de velocidades, entonces por el radio le dicen que le baje a la quinta, que se brinque a la séptima y le ayudan, él confiesa al final, que es peor, dice: “sino es por esa ayuda no hubiera sabido qué hacer”, HELLO!, es piloto de Fórmula Uno.

Me regreso al pasado inmediato con el mismísimo Schumacher, con Fernando Alonso, carrerones en lluvia, y me regreso más atrás, cuando el bien amado, el más grande de todos, Ayrton Senna da Silva, arrancó atrás del décimo lugar en Montecarlo 84 para alcanzar en medio de un diluvio a Alan Prost en el McLaren, y sabe qué, ahí suspendieron la carrera, pero eso será el tema de otra columna.

Ya no sean tan exquisitos y regrésenos las carreras de pilotos y no de máquinas autómatas.

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