Ante la víspera del proceso electoral que se aproxima, vale compartir ciertas reflexiones, acerca de ideas fundamentales que inspiraron a generaciones en el mundo, para ser mejores sociedades que antes.
El conocimiento de estos eventos, debería conducir a las nuevas generaciones, a preservar y valorar, de mejor manera, los privilegios de los que ahora gozan, como la libertad y el derecho al voto.
Emmanuel Kant definió la historia como un relato, acerca del propósito generacional por alcanzar el progreso moral del hombre. Erich Fromm investigó cómo devolver al ser humano las poderosas capacidades inherentes a los hombres, las cuales no pueden desplegar, por causa de la enajenación a la que están sometidos, y animarlos a desplegar plenamente su libertad… sin miedo.
En algún momento de la historia, se consideró que la revolución francesa, habría sido linea divisoria entre un pasado de ignominia y un glorioso futuro, por haber resuelto tres demandas esenciales; la destrucción de la desigualdad entre las naciones, el progreso de la igualdad dentro de cada nación, y el perfeccionamiento de la humanidad.
Los antiguos pensadores griegos, desarrollaron los cimientos para la democracia, la cual sigue evolucionando hasta nuestros tiempos.
En pleno siglo XXI, estas demandas siguen siendo un anhelo. Tristemente, la agenda de pendientes fundamentales para la humanidad, está abultada.
Sin embargo, la historia de la humanidad, es un relato maravilloso de conquistas, descubrimientos, luchas, aprendizaje y sacrificio de todo género, por la supervivencia y el progreso.
En agosto de 1965 Lyndon Johnson, entonces presidente de los Estados Unidos, bajo presión de Martin Luther King, firmó la Ley de Derecho al Voto.
Las mujeres sufragistas lucharon por el derecho al voto, y el reconocimiento a mujeres y hombres para ser tratados como iguales, en intelectualidad y humanidad.
En México, Francisco I. Madero inspiró al pueblo para levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910, con el propósito de derrocar el régimen de Porfirio Diaz, bajo la consigna revolucionaria, de “Sufragio Efectivo no Reelección”.
La conquista del derecho universal a votar y ser votados, ha sido larga y costosa. Este derecho no se puede menospreciar ni mucho menos dilapidar.
En este sentido, las mujeres mexicanas han sido parte esencial en la lucha de todos los tiempos y causas;… “adelitas revolucionarias”, líderes luchadoras por el bienestar de la nación, emprendedoras, forjadoras de familias y comunidades. En las próximas elecciones, el voto de las mujeres será fundamental.
El próximo 5 de junio del 2022, se realizarán elecciones locales en seis estados de la República.
Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo, y Tamaulipas. Se elegirán 6 gobernadores, 25 diputaciones locales en Quintana Roo, 39 presidencias municipales en Durango.
Como dato importante: Aguascalientes, Durango, Tamaulipas y Quintana Roo son actualmente gobernados por Acción Nacional, en tanto que, los gobiernos actuales en Hidalgo y Oaxaca son representados por el PRI.
Independientemente de la numeraria electoral que aquí se presenta, vale la pena formular algunas preguntas:
¿Qué son las elecciones?, ¿un espectáculo, una competencia, o, oportunidad ciudadana?, ¿a quién le importan las elecciones?
¿A los gobiernos interesados en mantener el poder, a los partidos y candidatos que pretenden tomar control de los poderes para impulsar proyectos, o bien, a los ciudadanos?
Por último, ¿quién se beneficia con el resultado de las elecciones?
Los beneficios en un proceso electoral son múltiples, sin embargo, los principales beneficiarios deberán ser, los ciudadanos.
Ciertamente, los vecinos son responsables de los procesos electorales, que se organicen bien, que respeten y fortalezcan el derecho de los electores para elegir a sus representantes, que se ajusten a la ley, que los proyectos y propuestas que partidos y candidatos ponen a consideración de los votantes, se cumplan, y no tengan más intención, que servir a los intereses superiores de la sociedad.
Mujeres y hombres son ciudadanos, familias, comunidades, por tanto, democracia y gobiernos, leyes y reglamentos, organización de la sociedad y futuro, deberá tener como fin último, la seguridad, el progreso y bienestar integral, de la comunidad.
En este sentido, los pobladores, no deberán apartarse de los asuntos públicos.
No es suficiente ejercer el derecho de elegir representantes, luego, dar la espalda a la sociedad, cometiendo el pecado de la indiferencia, despreocupados por las consecuencias.
No se trata de que te guste hacer política, o que no te interese.
Lo que se requiere de cada ciudadano es su participación permanente en los asuntos que incumben a la sociedad.
Que no se desentiendan de esta responsabilidad.
Dice un refrán “en arca abierta, hasta el más justo peca”.
Si los gobernantes no se saben observados, evaluados y sancionados por la sociedad activa, relajan la disciplina.
Las organizaciones de sociedad civil y electores, deberán asegurar que las elecciones no sean un vulgar espectáculo, por el contrario; sí una competencia, pero de proyectos, soluciones y propuestas, pero sobre todo, una oportunidad para definir con certezas el rumbo, para el beneficio integral de los habitantes.
En este sentido, los ciudadanos, deberán considerar las elecciones como una prioridad, que no son un evento cualquiera.
Requieren participar activamente, no como simples observadores, o como utilitarios de ningún interés; sí como rectores del proceso y justos evaluadores, del desempeño de gobernantes y servidores públicos, asegurando así, el mejor destino para todos.
Esta es la hora del despertar ciudadano, es el momento, en tiempos de disrupción política, de asumir la responsabilidad que implica para la ciudadanía, la construcción de un mejor porvenir a partir de la participación ciudadana que requerimos, para reinventarnos de cara a los nuevos desafíos sociales.
Esta es la hora para el despertar, del ciudadano ejemplar que tanto requerimos, poseedor de libertad, dignidad y responsabilidad.
Un ciudadano que no solo sea capaz de exigir y hacer respetar sus derechos, sino que también, se muestre dispuesto, con plena convicción, para cumplir con sus deberes y obligaciones ciudadanas.
Todos iguales, todos responsables.