La mayoría de la población holandesa sigue confiando en un solo hombre, en un político que los ha representado como primer ministro desde hace 11 años, el liberal de derecha Mark Rutte.
El pasado 17 de marzo, Rutte lideró las elecciones con el mayor número de escaños en el Parlamento. De los 150 lugares competidos, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), del primer ministro, obtuvo 35.
Por su parte, el grupo político que ganó el segundo lugar, con 24 escaños, fue el de Demócratas 66 (D66), representado por la diplomática y actual ministra en funciones Sigrid Kaag, la mujer que le quitó el puesto al mayor opositor de Rutte, Geert Wilders.
Con estos resultados, se espera que el primer ministro acuda a Kaag para formar una coalición y, junto a los miembros del partido Llamada Demócrata Cristiana (CDA), tengan la mayoría parlamentaria.
“Fue una noche fantástica y estoy muy contento. Sin embargo, sé que muchas cosas han ido mal estos años y hay que ponerse a trabajar lo antes posible”, declaró Rutte.
Para Norma Soto Castañeda, académica e internacionalista de la Universidad La Salle, esta nueva victoria del primer ministro se debe a diferentes factores, comenzando por la profesión de Rutte, pues gracias a sus estudios como historiador y joven político, “tiene claro los conocimientos a través de los cuales han atravesado las diversas sociedades”.
Asimismo, la catedrática destaca su capacidad pragmática de buscar soluciones y su habilidad de trabajar en equipo junto a políticos que no pertenecen especificamente a su partido.
“Sumando a eso, se ve como una persona centrada (…) Tiene la capacidad de saber dar una mala noticia de manera apacible y así las personas puedan seguirlo, como en el caso de la pandemia. Sabemos que la sociedad de Países Bajos es muy libre y en ese sentido él respondió a esto como ‘sí hay libertad, pero voy a dar toque de queda’”, menciona Soto Castañeda.
Entre las medidas que ha implementado el primer ministro ante la crisis sanitaria destacan: no salir a las calles de las 21:00 horas hasta las 4:30; no permitir grandes reuniones en los hogares; no viajar al extranjero por lo menos hasta el 15 de abril; prohibir la venta de alcohol después de las 20:00 horas; evitar los eventos multitudinarios, entre otras.
Y aunque estas medidas en un inicio ocasionaron diversas protestas a finales de enero en diferentes ciudades de Holanda, la decisión de Rutte nunca flaqueó.
“Podemos retrasar la propagación del virus y al mismo tiempo aumentar la inmunidad de la población de manera controlada. Tenemos que darnos cuenta de que construir la inmunidad grupal puede llevar meses o incluso más, y durante ese tiempo, necesitamos proteger a las personas con mayor riesgo tanto como sea posible”, llegó a destacar.
Loss próximos desafíos de Rutte
Al ganar las elecciones por cuarta vez, se podría creer que el primer ministro Mark Rutte tiene gran parte de los desafíos de su país controlados. Sin embargo, eso no es del todo cierto.
A corto plazo, el principal reto del liberal de derecha será formar un nuevo gobierno y hacer que todos aquellos que lo integren lleguen a puntos de acuerdo, un asunto que nadie prevé pueda ser un gran desafío para él, pero que de igual manera podría tener algunas sorpresas.
Marta Ochman, catedrática de Relaciones Internacionales e investigadora del Tecnológico de Monterrey, agrega en este sentido que otro de sus desafíos, y el cual podría acompañar a Rutte durante todo su mandato, es el papel que seguirá teniendo Holanda dentro de la Unión Europea.
De acuerdo con la también catedrática, las tensiones entre Países Bajos y el bloque europeo tienen que ver con las políticas de austeridad, las cuales el gobierno de Mark siempre ha defendido.
“Creo que ahí sí va a haber tensiones. Sin embargo, hay que considerar que una de las razones por la cual Rutte es tan popular en Holanda es precisamente porque defiende las políticas de austeridad, que se traducen en dos tópicos: por un lado, no aumentar la contribución de los países miembro al presupuesto de la Unión Europea; y por el otro, los programas de recuperación que se van a estar aplicando en todos los países europeos con dinero que proviene, entre otras cosas, de la deuda que contrajo el bloque por primera vez en su historia”, explica Ochman.
Finalmente, respecto a la estancia de Rutte para un próximo periodo electoral, la catedrática del Tecnológico de Monterrey admite que aún es muy temprano para preverlo, en el sentido de que se debe observar al resto de los partidos políticos y a sus representantes, quienes en un futuro podrían llegar a ser atractivos para los holandeses.
“Creo que Rutte podría seguir siendo una alternativa siempre y cuando no haya otros escándalos en su gobierno”, admite la especialista, en relación al caso de las ayudas económicas para familias migrantes, a quienes, por equivocación, se les pidió regresar el dinero que la administración les había otorgado mensualmente.
Sigrid Kaag, la mujer que robó los reflectores
En esta jornada electoral, el principal contendiente de Mark Rutte cambió. Los votantes holandeses confiaron en una nueva participante, Sigrid Kaag, quien dejó por debajo al ultraderechista Geert Wilders.
Con 24 escaños en el Parlamento, el partido de Kaag, D66, será el segundo más importante en la toma de decisiones después del VDD de Rutte. Pero, ¿quién es esta nueva líder?
Luego de estudiar en la Universidad Americana de El Cairo, donde cursó Árabe y Estudios de Oriente Medio, acudió a la Universidad de Oxford y Exeter, en Reino Unido, estudios que le han permitido trabajar para Naciones Unidas como diplomática en diferentes países.
Entre sus puestos más importantes, destaca el de directora de la UNICEF para la región de Medio Oriente y el norte de África, y su participación en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización Internacional para las Migraciones.