El segundo periodo de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos se enfrenta a un escenario diferente al de 2021 cuando dejó la Casa Blanca: tendrá que encarar Vladimir Putin, un antiguo socio cuyos intereses conflictúan con los de Washington.
Con sanciones económicas sobre Putin y sus colaboradores cercanos, el presidente ruso evitó comentar de inmediato sobre los resultados electorales estadounidenses; sin embargo, dos días después de las elecciones, en el marco del Foro de Discusión de Valdai, el mandatario felicitó a Trump por su regreso a la Casa Blanca y elogió al magnate por su valentía frente a los intentos de asesinato que sufrió durante la campaña.
Ante las preguntas sobre las declaraciones que Trump hizo en sus mítines sobre restablecer relaciones entre Moscú y Washington, Putin señaló estar dispuesto a comenzar pláticas con su futuro equivalente estadounidense. Pese a ello, la posición rusa frente a cualquier discusión es que el acercamiento debe venir por parte de Estados Unidos, así lo aclaró canciller ruso, Sergey Lavrov, quien enfatizó que las diferencias entre los países son profundas.
💬 President #Putin:
The former world arrangement is passing away. A serious struggle is unfolding for the development of a new world order.
❗️It is a clash of the very principles that will underlie relations of countries at the next historical era.https://t.co/t9OBKehJfd pic.twitter.com/Be5bmtt32Q
— MFA Russia 🇷🇺 (@mfa_russia) November 7, 2024
Tras dos años y medio de la operación “operación militar especial” rusa en Ucrania y sin la certeza de las acciones o planes de su sucesor respecto a Kiev, el presidente Joe Biden anunció planes para acelerar el envío de la ayuda militar a Ucrania, aprobada en abril pasado, para antes de la transición del 20 de enero.
Con un futuro mandatario estadounidense que expresa reservas frente a los beneficios económicos que su país le envía a Ucrania, el gobierno de Estado europeo se enfrenta a una intriga sobre la gestión republicana.
Rusia llama a negociar para terminar la guerra en Ucrania
Mientras que los aliados de Washington se preparan para los cambios de la siguiente administración, para Moscú es evidente que se necesita una negociación que ponga fin a la guerra; así lo declaró Sergei Shoigu, secretario del Consejo de Seguridad.
El secretario considera que las negociaciones deben tomar en cuenta el estado actual de la guerra, con un tercio de territorio ucraniano ocupado y recientes avances rusos en posiciones que previamente han resistido el embate.
Para Rusia, su posición en el frente permite dictar las condiciones de una posible negociación, y uno de los principales puntos en el acuerdo es detener el ingreso de Ucrania en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Pese a las presiones rusas, tanto diplomáticas como militares, el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, se reunió con líderes europeos para discutir la defensa del continente tras la inminente llegada de Trump a la Casa Blanca. El líder ucraniano declaró no tener idea de los planes del futuro presidente para un fin rápido del conflicto, y aunque concedió que cualquier solución expedita significaría pérdidas considerables para su país, también señaló que los deseos de Trump no significan hechos concretos en el campo.
Durante su campaña, el presidente Trump fue crítico de la ayuda militar que su país ha brindado a Ucrania durante el conflicto y aseguró que una vez electo terminaría con la guerra antes siquiera de tomar posesión; para sus opositores, un fin rápido a la crisis ucraniana solo puede significar capitulación. El profesor Alejandro Martínez Serrano, especialista en Relaciones Internacionales de la Universidad La Salle, apunta que eso significa una negociación.
“Ucrania es otro de los perdedores con la victoria de Trump porque su postura es ‘primero América’ independientemente de lo que esté pasando en otras partes del mundo, por lo que no le interesaría perder presencia en Europa si su proyecto en Estados Unidos tiene resultados (…) Lo más probable es una negociación y en términos de ganar o perder la mejor postura la tiene el presidente Putin”, aclara el académico.
Con Donald Trump, la OTAN enfrenta nuevos retos
Durante la campaña que lo llevó a la Casa Blanca en 2016, Trump cuestionó el papel estadounidense como escudo de Europa y durante su presidencia forzó a sus aliados europeos a aumentar su presupuesto de defensa como parte de los compromisos de la OTAN; ocho años y una guerra después, Estados Unidos continúa siendo el principal contribuyente al presupuesto de la alianza.
“En cuanto al resultado electoral estadounidense hay personajes nacionales e internacionales que tienen dividendos negativos y uno de ellos es Europa. Durante su primer gobierno, Trump argumentó que los europeos deberían pagar la mayor parte de los gastos de su propia seguridad. Con un segundo mandato, el argumento se mantiene y tendría consecuencias en el presupuesto de los países europeos”, señala el profesor Martínez Serrano
Congratulations to @realDonaldTrump on his impressive election victory!
I recall our great meeting with President Trump back in September, when we discussed in detail the Ukraine-U.S. strategic partnership, the Victory Plan, and ways to put an end to Russian aggression against…
— Volodymyr Zelenskyy / Володимир Зеленський (@ZelenskyyUa) November 6, 2024
Con el aislacionismo estadounidense que se presagia con una segunda administración republicana, Trump ha llevado a Europa a prepararse para el abandono de los estadounidenses en materia de defensa. En 2024, la mayoría de los países de la OTAN alcanzaron la meta de gasto del 2 por ciento de su PIB. En la reunión de la Comunidad Política Europea, el presidente francés, Emmanuel Macron, reiteró su llamado a aumentar la cooperación y el gasto de defensa europeo.
Otros líderes europeos han presentado el argumento de que una Europa fuerte conviene a los intereses estadounidenses; sin embargo, la simpatía de Trump hacia el presidente Putin, quien llama al fin de las hegemonías globales, podría significar el regreso de Rusia al escenario global como un actor rehabilitado en reputación.
“Se podría dar un acercamiento de los intereses estadounidenses y rusos con beneficios para la paz, finalmente son dos potencias con capacidades militares desarrolladas, pero ante esa situación Europa correría el riesgo de no ser respaldada por nadie y enfrentar sola los embates rusos sin tener las capacidades militares estadounidenses (…) Podría darse el caso de que gracias al apoyo estadounidense Rusia podría reincorporarse a organismos internacionales y borrar las sanciones a costa por su puesto de los intereses ucranianos”, finaliza el académico.