Visegrad contra UE

Los dramáticos naufragios en el Mar Mediterráneo, el descubrimiento de setenta y un cadáveres de migrantes en un camión abandonado en Austria, y el niño sirio cuyo cuerpo muerto fue encontrado en una playa de Turquía, fueron solo algunas de las imágenes que en el último año evidenciaron a un continente incapaz de enfrentar una de las mayores crisis humanitarias de su historia. 

Andrea Montes Renaud Andrea Montes Renaud Publicado el
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El Grupo Visegrad es un conglomerado de países de Europa central integrado por Polonia, Eslovaquia, República Checa y Hungría

Los dramáticos naufragios en el Mar Mediterráneo, el descubrimiento de setenta y un cadáveres de migrantes en un camión abandonado en Austria, y el niño sirio cuyo cuerpo muerto fue encontrado en una playa de Turquía, fueron solo algunas de las imágenes que en el último año evidenciaron a un continente incapaz de enfrentar una de las mayores crisis humanitarias de su historia. 

Y mientras que los países del Este muestran su hostilidad hacia la acogida de más refugiados, el Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, propuso a los Estados miembros la reubicación inmediata de 160 mil migrantes que serán distribuidos a lo largo de los próximos dos años por todo el continente. 

Y de conformidad con lo dispuesto en el cálculo de las cuotas para cada país, se pagará a los Estados 6 mil euros por cada demandante recibido.

Esta situación abre un brecha cultural que, más que unir a los países, desune a la Unión Europea que se muestra incapaz de responder colectivamente a la crisis de los migrantes. 

El Grupo Visegrad (Polonia, Eslovaquia, República Checa y Hungría) se opone desde hace meses a estas medidas establecidas por los países miembros para redistribuir refugiados y aliviar el flujo que tienen Italia, Grecia y Hungría. 

Esta situación se agrava a medida que la crisis migratoria crece, pues la zona fronteriza, tomada en 2015 por más de 800 mil solicitantes de asilo, ya bloqueó una vez la frontera norte de Grecia con Macedonia.

Para hacer frente a esta crisis en el 2015, la canciller alemana, Ángela Merkel aceleró la agenda política y tomó la delantera con el anuncio de la acogida de esos 800 mil refugiados en Munich para desbloquear la estación de trenes en Hungría. 

Sin embargo, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, reaccionó contrariamente y anunció la organización de un referéndum sobre el plan de reubicación Europea, y aunque su país está señalado para ser relevado de la segunda asignación de refugiados para este año, el primer ministro apela al plan de distribución que le atribuyó la reubicación de tan solo 827 refugiados.

Y es que a pesar de la postura anti-migrante, siempre feroz del primer ministro húngaro, se siguen observando migrantes en las carreteras de su país, a lo cual Hungría ya respondió con un muro de alambre de púas en los 175 kilómetros que le separan de Serbia.

Grecia, sola

La decisión del Grupo Visegrad de cerrar las fronteras a lo largo de la ruta de los Balcanes deja a Grecia completamente sola en este problema. 

Ante esto la canciller alemana, Ángela Merkel, ya se pronunció el pasado 16 de febrero ante sus homólogos europeos. 

“¿Vamos a abandonar y cerrar las fronteras de Grecia, Macedonia y Bulgaria aún sabiendo las gravísimas consecuencias que esto tendría para Grecia, la Unión Europea en su conjunto, y el espacio Schengen?”.

Ante esta situación el primer ministro italiano, Matteo Renzi, desafió a los líderes del Este diciendo que “no merecen ser llamados europeos”. 

Y el ministro griego de Migración, Yannis Mouzalas, criticó fuertemente las medidas adoptadas por los países vecinos a quienes acusa de evadir su responsabilidad. 

“No sólo los países del Grupo Visegrad no aceptan a un solo refugiado más, sino que además, ni siquiera se han molestado en enviar a una sola manta, o una tienda de campaña, pero tampoco a un solo oficial para reforzara la agencia Frontex que vigila las fronteras de la Unión.”

Apoyo económico de la UE

Con un crecimiento promedio de alrededor del 3 por ciento, el grupo Visegrad difiere de la languidez económica de Europa Occidental. 

En 2014, el húngaro, Viktor Orban, utilizó los fondos europeos por una suma de 5 a 6 por ciento del PIB, de acuerdo a datos de la Comisión Europea, lo que puso en marcha una serie de proyectos públicos de financiación a largo plazo.

Tanto en República Checa, como en Polonia, la inversión pública creció un 30 por ciento en 2014, gracias a la influencia de los fondos de la UE para salir de la recesión del 2012. 

La solidaridad de la UE con los ocho países de Europa Central y del Báltico les ha generado la suma de 148.9 millones de euros, es decir, 21.3 millones de euros al año.

El auge de la ultraderecha 

Los gobiernos de los países del grupo de Visegrad, se encuentran actualmente, al igual que otros países europeos como Alemania, Austria o Francia, bajo el preocupante ascenso de la extrema derecha. 

Las recientes elecciones legislativas eslovacas de este sábado 5 de marzo, posicionan al populista Robert Fico a la cabeza de las elecciones, mientras que dos partidos de extrema derecha, nacionalistas y neo-nazis, entraron al Parlamento con más del 8 por ciento de todos los votos.

Por su parte, el partido ultranacionalista de Polonia, “Ley y Justicia”, actualmente en el poder, ya confirmó su mayoría parlamentaria.

Lo mismo pasó con el soberanismo conservador del primer ministro húngaro, Viktor Orban, que lleva en el puesto el desde 2010. 

Los partidos populistas están en el poder, operando bajo políticas anti-migratorias, xenófobas, nutridas de un discurso de odio, ultranacionalismo y euroescéptico, con todo y que Eslovaquia será el Estado miembro que presida la Unión Europea a partir del 1 de julio de este año.

Estos países son democráticos en tanto que respetan la legitimidad del pueblo, pero son populistas, anti-liberales y extremadamente conservadores.

Cuando se trata de costumbres, en Polonia se penaliza el aborto y la homofobia es una actitud extendida y aceptada que ante todo, protege los valores católicos. En política, para Hungría el discurso xenófobo supone una vía eficaz para promover una democracia autoritaria inspirada en gran medida en el modelo de Putin. 

El constante desafíos que vive el estado de derecho bajo el gobierno polaco de Andrzej Duda, que gobierna bajo los principios de separación de poderes, del mando único de la Constitución, y sobre todo, del control total en los medios de comunicación públicos. 

Por esta razón, el Consejo de Europa inició en enero de este año un procedimiento de verificación para salvaguardar el estado de derecho en Polonia con el apoyo del pueblo polaco. 

De manera más general, los países del grupo de Visegrad amenazan a la Unión con una erosión lenta, pero regular, de las políticas entre los Estados miembros.

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