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Venezuela, en coma

La inflación descontrolada de los productos básicos, la devaluación del bolívar, el desabasto, la crisis energética, los recortes y el derrumbe de los precios del petróleo, ponen a Venezuela rumbo a una crisis sin precedentes en América Latina.

Además, el ambiente político está en un momento de alta tensión, con un Nicolás Maduro acorralado por la oposición y esclavo de las políticas de su propio régimen.

33%
la aceptación actual del mandatario venezolano
El desabasto se ha convertido en escasez. Los artículos de primera necesidad para la población son pocos y caros, si no es que inexistentes

La inflación descontrolada de los productos básicos, la devaluación del bolívar, el desabasto, la crisis energética, los recortes y el derrumbe de los precios del petróleo, ponen a Venezuela rumbo a una crisis sin precedentes en América Latina.

Además, el ambiente político está en un momento de alta tensión, con un Nicolás Maduro acorralado por la oposición y esclavo de las políticas de su propio régimen.

Con la comunidad internacional presionando por un cambio en el modelo político y económico y la sombra de un golpe militar que significaría un retroceso para las democracias latinoamericanas.

Maduro, el heredero de Hugo Chávez, se encuentra contra la pared. Su régimen se tambalea ante la severa recesión económica, con una inflación y desabasto que ha generado una emergencia alimentaria entre la población.

Aún con la regulación de los precios de los productos alimentarios, la realidad es que la devaluación del bolívar ha impactado de manera alarmante el poder adquisitivo de los venezolanos, el cual se reduce día a día.

Según el último informe del Centro de Documentación y Análisis social, el salario mínimo en Venezuela solo alcanza para cubrir el 7.9 por ciento de la canasta alimentaria básica. Además, casi el 70 por ciento de la población destina su sueldo únicamente a la compra de alimentos.

En 2013, año en que Maduro ganó la presidencia, la canasta básica tenía un costo de 5 mil 445 bolívares. En febrero de este año, la misma canasta de 58 alimentos básicos costaba 121 mil 975 bolívares.

El desabasto se ha convertido en escasez. Los artículos de primera necesidad para la población son pocos y caros, si no es que inexistentes. Tan solo en Caracas, en febrero de este año, la firma Datanálisis reportó una escasez de productos del 82 por ciento.

La situación se agrava con la crisis energética que está sufriendo Venezuela, lo que obligó al gobierno de Maduro a implementar un plan especial de ahorro de energía que implicó la reducción de la jornada laboral del sector público en un 40 por ciento.

Además, a partir de esta semana, habrá una suspensión del suministro eléctrico de 4 horas al día durante 40 días en 10 de los 24 estados donde se concentra la mayor parte de la población.

Esta medida, afirman analistas, afectará la productividad del país.

Por si fuera poco, la Cervecería Popular, parte del mayor grupo empresarial del país, anunció que dejará de fabricar cerveza debido a que no cuenta con divisas para reponer inventario y pagar a sus proveedores, ante el control cambiario estatal que rige en Venezuela.

Esta medida, tendrá un impacto sobre 10 mil puestos de trabajo directos y más de 300 mil indirectos que dependen de esta industria, entre transportistas, concesionarios y proveedores de todo el país.

El colapso que viene

Bajo el mandato de Maduro, la economía venezolana ha entrado en una vorágine de inflación desmesurada y decrecimiento económico histórico, con un incremento de cifras que deberían bajar y disminución de las que deberían subir.

El 2013, año en que Maduro asumió el poder, Venezuela finalizó con una inflación del 56 por ciento, pero en 2015 saltaron todas las alarmas al registrar una inflación de 3 dígitos al finalizar el año, 180.9 por ciento.

Las expectativas del Fondo Monetario Internacional son preocupantes, pues la proyección que tiene para 2016 es una inflación cercana al 500 por ciento y advirtiendo que en 2017 la cifra alcanzaría hasta un mil 600 por ciento.

La inflación ha ocasionado la devaluación histórica de la moneda local, el bolívar. Hace un año, en el mercado negro se podría comprar un dólar a cambio de 100 bolívares, hoy, se llegan a cotizar en más de 700.

En cuanto a las cifras macroeconómicas, Venezuela ha registrado una contracción en los últimos años, la cifra de decrecimiento en 2015 rebasó el 5 por ciento, y las expectativas para 2016 señalan una contracción del 8 por ciento.

Venezuela es el país con las mayores reservas petroleras del mundo, y durante muchos años, la bonanza petrolera le permitió mantener cierta estabilidad en su economía.

Sin embargo, con el desplome de los precios del crudo en la actualidad, ha perdido gran parte de sus ingresos por exportación, y el gobierno venezolano se ha ido endeudando de manera importante.

La continuidad de las políticas chavistas durante el gobierno de Maduro ha ocasionado que la industria venezolana dejara de producir los alimentos necesarios y empezó a depender de la importación, lo que ha incrementado su deuda, al dejar de percibir los ingresos petroleros.