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Venden hasta la patria

La Unión Europea (UE) es como un barco, grande e imponente al lado derecho del planeta Tierra. Cuando se formó, se pensó que sería ese gigante que representaría un talón de Aquiles para Estados Unidos, ese que podría debilitarlo y empujarlo hacia las sombras. 

Después de 6 años, en los que se ha presentado ante el mundo como una comunidad de países, con personalidad jurídica como sujeto de Derecho Internacional, a la UE se le está hundiendo el barco. 

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Por ciento de los encuestados europeos consideran que la corrupción
se está propagando en su país
"Por un lado ponemos todo tipo de barreras a los refugiados para que no entren, y por otro abrimos las puertas a los extremadamente ricos. Esto es algo que choca con el espíritu del proyecto"
Kinga GönczEuroparlamentaria socialista húngara
https://www.youtube.com/watch?v=tXSz-AOsVyw

La Unión Europea (UE) es como un barco, grande e imponente al lado derecho del planeta Tierra. Cuando se formó, se pensó que sería ese gigante que representaría un talón de Aquiles para Estados Unidos, ese que podría debilitarlo y empujarlo hacia las sombras. 

Después de 6 años, en los que se ha presentado ante el mundo como una comunidad de países, con personalidad jurídica como sujeto de Derecho Internacional, a la UE se le está hundiendo el barco. 

Ahora, solo quedan muchos países tratando de salvarse del desastre, empujándose unos a otros para salir a flote y dejando a un lado el trabajo en equipo. 

Y el principal problema de esta desunión puede residir en la falta de liderazgo. “¿Quién manda en Europa?  Con la casa a medio hacer no sabemos quién es el jefe de obra. Esto genera un marasmo de competencias a la hora de decidir”, publicó El País el pasado 16 de enero. 

Por su parte, el representante de la Comisión Europea en España, Francisco Fonseca, asegura que la “cortesía diplomática” de Bruselas no funciona. 

“Cada país tiene su apartamento en el edificio Europa, pero va cediendo soberanía a la comunidad para que el edificio funcione. Comenzamos con lo básico, el ascensor, pero cada vez tenemos más cosas en común, y hace falta un administrador que fije las cuotas de los vecinos”, agrega. 

Incongruencia, ahorro y derroche

En medio del desespero por salvarse, algunos países han buscado alternativas de ingresos poco convencionales. El problema es que esos mismos países se ahogan en deudas, algunas provenientes de la corrupción. 

España, Portugal, Chipre y Grecia son algunos de los países en los que con dinero se puede obtener una residencia o incluso la nacionalización. 

“Las crisis financieras y el ansia recaudatoria de algunos socios de la UE son los responsables de que valores y consensos, hasta ahora intocables, empiecen a agrietarse. La Comisión y el Parlamento Europeo luchan ahora por preservar el espíritu de la Unión, mientras que los inversores aflojan la cartera y se preparan para estrenar pasaporte”, aseveró El País el pasado 2 de febrero. 

En Malta, con cerca de un millón de euros se puede comprar la nacionalidad por la vía legal. Y al menos otra decena de Estados ofrecen los “programas de residencia por inversión”. 

“Asistimos a una competición entre países de la UE por ver quién se lo pone más fácil a los ricos y quién vende más permisos de residencia”, asegura Kinga Göncz, europarlamentaria socialista húngara. 

“Es un fenómeno que mueve mucho dinero y que es muy peligroso porque atenta contra los valores europeos que establecen la no discriminación entre las personas. Por un lado ponemos todo tipo de barreras a los refugiados para que no entren, y por otro abrimos las puertas a los extremadamente ricos. Esto es algo que choca con el espíritu del proyecto”, agrega. 

Todo se resume a una prostitución de los valores comunes de la Unión por parte de las diferentes naciones. 

Esas mismas que en conjunto generan pérdidas  de cerca de 120 mil millones de euros al año por la corrupción. 

España, Portugal, Chipre y Grecia son los principales países en los que la corrupción toca la puerta de los ciudadanos a diario.

Cecilia Malmstroem, comisionada de Asuntos Interiores de la UE presentó el lunes un reporte en el que explica en detalle este problema. 

“La extensión (…) en Europa es asombrosa, aunque Suecia es uno de los países que está menos afectado”, escribió Malmstroem en el reporte en el que se estudiaron 28 países miembros de la Unión. 

“Los gobiernos nacionales, en lugar de las instituciones de la UE, son los principales responsables de la lucha contra la corrupción en la región”, informó BBC ayer. 

Incluso, los mismos ciudadanos reconocen que el asunto se le salió de las manos a sus gobiernos, pues se vive un ambiente de corrupción generalizada. La opinión se realza en Grecia (99%), Italia (97%) y España (95%), incluso en Alemania (59%), país que hasta ahora ha logrado mantenerse a salvo de la crisis. 

“Algunos indicadores muestran que la corrupción ha crecido con la crisis. Pero precisamente la crisis demuestra la necesidad de luchar contra ella, aunque solo sea por razones económicas”, dijo Cecilia Malmstroem. 

El error desde la cabeza

Los ciudadanos perciben que el problema de la corrupción crece y la responsabilidad de elminarla es de cada Estado. Pero, ¿cómo se supone que lo hagan si los mismos líderes son corruptos?

Los tres casos más polémicos:

Silvio Berlusconi – En noviembre, ‘Il Cavaliere’ italiano fue expulsado del Senado por la condena de 4 años a prisión por un fraude fiscal. 

Aunado a esto, el pasado 25 de enero, el político fue acusado de pagar falsos testimonios durante el juicio del caso Ruby, mujer con la que Berlusconi supuestamente mantuvo relaciones sexuales cuando esta aún no cumplía 18 años. 

Mariano Rajoy – En agosto, el presidente del Gobierno de España negó las acusaciones “por la financiación ilegal en su Partido Popular y el pago de sobresueldos en negro”, publicó La Nación. 

“Rajoy y el PP están en el centro del escándalo desde que la prensa publicó en enero la supuesta contabilidad en la sombra que Bárcenas (extesorero del partido) llevó de forma manuscrita durante dos décadas”, agregó el diario argentino. 

Infanta Cristina de Borbón – Para que la monarquía no se quedara atrás en los escándalos, a principios de enero salió a la luz un nuevo caso de corrupción. 

“En sólo un año, una de las principales figuras en la sucesión al trono de España, ha sido acusada dos veces: en abril pasado por presunta complicidad con su marido y tráfico de influencias. La imputación de ahora es por blanqueo de dinero y delitos fiscales. Es la primera vez en la larga historia de la monarquía de España que se produce un hecho de tan inusitada gravedad”, publicó El Clarín el pasado 7 de enero. 

 

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