El presidente de Estados Unidos Donald Trump dio a conocer el martes un plan para tratar de resolver el conflicto entre Israel y Palestina, pero tiene pocas posibilidades de prosperar porque el republicano solo consideró a una de las partes en la presentación del plan y el gobierno palestino informó que los derechos de sus ciudadanos no están en venta.
“Mi visión presenta una oportunidad de ganar-ganar para ambas partes, una solución realista de dos estados que resuelve el riesgo del estado palestino para la seguridad de Israel”, dijo Trump en una conferencia en la Casa Blanca mientras el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu estaba a su lado.
El republicano detalló que la iniciativa beneficia a los palestinos con una duplicación de su territorio, congelación de cuatro años del desarrollo israelí en el área destinada a un futuro Estado para ellos y una capital en el este de Jerusalén, pero también establece la consideración de Israel como Estado y descarta el desmantelamiento de los asentamientos existentes.
Israel ya cuenta con más de 200 asentamientos establecidos en Cisjordania desde 1967 hasta finales de 2017, de acuerdo con B’Tselem – Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados. Del total, 131 son reconocidos por el Ministerio del Interior israelí y 110 fueron construidos sin autorización oficial, pero con apoyo y asistencia gubernamental (conocidos como puestos de avanzada ilegales).
Más de 620 mil ciudadanos israelíes residen en estos lugares: 209 mil 270 en las partes de Cisjordania que Israel anexó a la jurisdicción municipal de Jerusalén, según las cifras del Instituto de Investigación de Políticas de Jerusalén, y 413 mil 400 en el resto de Cisjordania, de acuerdo con la Oficina central de estadísticas.
Ante el levantamiento de los asentamientos israelíes, más de 5.5 millones de refugiados palestinos huyeron o fueron expulsadas de sus territorios, de acuerdo con los registros de diferentes agencias de la ONU.
La semilla del conflicto entre Israel y Palestina
Los planes del republicano para Jerusalén es que se mantenga como la capital indivisible de Israel. Los israelíes considera la ciudad completa como su capital. Los palestinos insisten en que Jerusalén Este, donde viven 350 mil de ellos, sea la urbe principal de su Estado independiente.
En la conferencia de prensa, Trump también proporcionó algunos detalles económicos de la iniciativa como la donación de 5 mil millones de dólares en financiamiento internacional para construir el nuevo Estado palestino y abrir una embajada de EU en su territorio.
“También trabajaremos para crear un territorio contiguo dentro del futuro Estado palestino, para cuando se cumplan las condiciones para que sea un Estado, incluido el firme rechazo al terrorismo”, dijo Trump.
El mandatario comentó que le había escrito al presidente palestino Mahmud Abas para explicarle el proyecto y obtener su apoyo, pero ningún funcionario palestino estuvo presente en el lanzamiento de la iniciativa en la Casa Blanca.
“Le expliqué a (Abas) que el territorio asignado para su nuevo estado permanecerá abierto y sin desarrollar por un período de cuatro años. Esta podría ser la última oportunidad que tendrán”, dijo Trump.
El presidente palestino Mahmoud Abbas calificó al plan como una conspiración y dijo que los derechos de su pueblo no están en venta.
“Les digo a Trump y Netanyahu: Jerusalén no está a la venta, todos nuestros derechos no están a la venta ni a cambio de una ganga. Y su acuerdo, esta conspiración, no pasará”, dijo Abbas en un discurso televisado en la ciudad de Ramala, donde tiene su sede provisional la Autoridad Nacional Palestina.
Abu Zuhri, un portavoz de la organización palestina Hamás en Gaza, consideró que la declaración de Trump sobre Jerusalén no tenía sentido y que la Ciudad Santa siempre pertenecerá a los palestinos.
“Los palestinos enfrentarán este acuerdo y Jerusalén seguirá siendo una tierra palestina”, dijo el portavoz a agencias.
Los palestinos rompieron contacto con el gobierno de Estados Unidos en diciembre de 2017, después de que Trump anunció que reconocería Jerusalén como la capital de Israel y trasladaría su embajada a esa ciudad.
Diversidas asociaciones y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) también se pronunciaron en contra de la iniciativa de Trump porque consideran que beneficia a Israel y perjudica a Palestina.
“El plan legitima, consolida e incluso amplía el alcance de los abusos a los derechos humanos de parte de Israel y es completamente inaceptable”, cita un comunicado de B’Tselem – Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados.
La OLP también rechazó el acuerdo propuesto por Estados Unidos para solucionar el conflicto palestino-israelí y recalcó que debe respetarse el derecho internacional.
“Para lograr la paz hay que, ante todo, respetar y cumplir los principios fundamentales del derecho Internacional”, menciona el Departamento de Negociaciones de la OLP en un mensaje publicado enTwitter.
En el mismo texto, la coalición de movimientos políticos y paramilitares menciona que el plan de Estados Unidos reconoce “la colonización ilegal de Israel y su anexión de tierras ocupadas que pertenecen al Estado de Palestina”.
A diferencia de las autoridades palestinas, el plan fue bien recibido por el primer ministro israelí, quien calificó el lanzamiento de la iniciativa como un día histórico para el Estado judío.
El líder dijo que está dispuesto a acordar un camino hacia un futuro Estado palestino, aunque puso como condición que reconozcan al Estado israelí. También señaló que los refugiados no tendrán derecho a regresar a Israel.