Con el reavivamiento de la guerra civil en Siria el régimen de Bashar al-Asad se encuentra en peligro mientras los rebeldes pelean con las tropas oficialistas en la localidad de Homs y se acercan a la capital.
Mientras la Organización para la Liberación del Levante (HTS por sus siglas en árabe) avanza hacia Damasco, su comandante, el teniente coronel Hassan Abdul Ghany, advirtió que los 24 años de gobierno de al-Ásad están cerca de su fin y advirtió que “habrán sorpresas en el corazón de la capital”.
Tras la toma de Alepo por parte de los rebeldes la semana pasada las defensas del gobierno han caído en todo el país, las líneas del frente han sido traspasadas y han surgido levantamientos en lugares donde los 13 años de guerra civil se habían estabilizado. Pese al apoyo de la Fuerza Aérea Rusa y la financiación de Irán, el gobierno de al-Ásad no ha podido resistir a los yihadistas que han ocupado grandes porciones del territorio Sirio.
En las últimas 24 horas las fuerzas del HTS han avanzado por el suroeste del país y montado una doble amenaza, mientras en Homs han penetrado las defensas de la ciudad y capturado cuarteles militares y penitenciarias, al sur han llegado a 30 kilómetros de la capital debido a la retirada de tropas del Ejército sirio, que han reforzado el sur de Damasco.
Pese a ello, medios locales reportan disturbios en los suburbios de la capital siria donde los protestantes han quemado imágenes de al-Ásad y derribado una estatua de su padre, Hafez al-Ásad; sin que la policía o el personal castrense en la zona haya intervenido o reprimido.
Mientras la inestabilidad en el país crece el Ministro del Exterior de Irán, Abbas Aragchi, acusó a Estados Unidos y a Israel de intervenir en la guerra civil, advirtió que la inseguridad en Siria amenaza a toda la región y declaró que su gobierno “hara todos los esfuerzos necesarios para asegurar la estabilidad y combatir a los terroristas”.
Para Irán, el régimen de al-Ásad representa no solo un aliado regional capaz de albergar y entrenar grupos terroristas dentro de su territorio sino también es una muestra de la capacidad del régimen de los Ayatolá para ejercer influencia en Levante. Aunque el despliegue de tropas iraníes en el conflicto aún es lejano, milicias iraquíes financiadas por Irán, así como el grupo terrorista libanés Hezbolá, han entrado en alerta y se encuentran listos para asistir al gobierno sirio.
Desde el inicio de las protestas que cuestionaron cinco décadas de gobierno de la familia al-Ásad y que pronto devinieron en una guerra civil, que ha causado cientos de miles de muertos y millones de desplazados, el gobierno sirio ha dependido de Rusia e Irán para controlar a los rebeldes, los compromisos de sus aliados en otros conflictos han causado el rápido debacle del régimen.
Hasta hace una semana el conflicto había permanecido en relativa estabilidad con el HTS ocupando porciones del norte, tropas kurdas alineadas al régimen al Oeste, milicias apoyadas por Turquía en la frontera y el gobierno en control de la mayoría del territorio; sin embargo con el repliegue del Ejército, Estados Unidos exhorta a negociar un fin de la guerra.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha hecho un llamado al gobierno de al-Ásad a buscar un fin al conflicto mediante la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; sin embargo el líder sirio se ha negado a negociar.