El aumento al precio de los combustibles ha paralizado a Brasil; camioneros molestos han bloqueado durante cinco días algunas de las carreteras más importantes del país, lo que generó la suspensión de clases en varias escuelas, vuelos cancelados, desabasto en algunas regiones y largas filas para cargar gasolina en las estaciones.
Una de las ciudades más afectadas por la protestas de camioneros y distintos sectores de la sociedad es la capital del país, Brasilia, la cual se encuentra al centro del país, es decir, recibe sus combustibles mediante camiones que llegan desde la costa.
La huelga de los conductores de camiones de larga distancia repercutió en distintos ámbitos, ya que las gasolineras reciben combustibles de manera esporádica y los supermercados no han podido rebastecer las tiendas del todo.
La protestas forzaron a escuelas públicas y universidades en varios estados a cancelar sus clases y el aeropuerto internacional de Brasilia canceló al menos nueve vuelos, entre ellos uno de American Airlines desde Miami.
Antes las manifestaciones, el gobierno brasileño dijo que subsidiará los precios de los combustibles mediante una rebaja de impuesto, mientras que Petrobras anunció una rebaja del 10 por ciento de los precios del diésel para los próximas dos semanas.
Sin embargo, el grupo camioneros consideró insuficiente el subsidio, por lo que aún no está claro si aceptarán o no la propuesta.
El aumento al precio de los combustibles se da en medio de la devaluación de la moneda brasileña frente al dólar y la inestabilidad en los precios del petróleo que ha generado el fin del acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán.
Temer calificó en un discurso a la nación como una “fracción de radicales” a los camioneros en huelga.
Este viernes, el mandatario anunció que las Fuerzas Armadas de Brasil actuarán para liberar el tránsito en las vías expresas bloqueadas desde el pasado por los transportistas.
Por su parte, Sao Paulo, la capital económica del país donde residen 20 millones de personas, decretó estado de emergencia para poder responder a la falta de combustibles y de bienes.
La población se encuentra atrapada entre el alza de precio, en parte responsabilidad de Petrobras, y los huelguistas que han complicado actividades cotidianas en la nación sudamericana.